sábado, 10 de diciembre de 2011

OJOS QUE NO VEN, ¿CORAZÓN QUE SIENTE?

Yo estoy de acuerdo con la frase “ojos que no ven, corazón que no siente” sólo hasta cierto punto.

Por un lado pienso, que hay veces que es mejor no decir toda la verdad a alguien (que no quiere decir mentir, sólo contar cierta parte de la realidad), ya que puede sentar mal a dicha persona, y así le evitaremos un posible sufrimiento innecesario.

Cuando te está pasando algo malo, pero no lo sabes, no sufres por ello. En verdad es un poco extraño, porque la persona a la que se le oculta la verdad, al fin y al cabo está viviendo en una mentira (no es que se le haya mentido, pero vive en una realidad que no es cierta).

Es algo que se suele hacer a menudo, contar media verdad… a mi no me parece justo, pero a veces es mejor que otra cosa.

Hay otras veces que por cobardía, egoísmo, o simplemente por impotencia, hay cosas que intentamos no ver, para no lamentarnos de ello. Esto es lo que ocurre diariamente con el hambre en el mundo, las corrupciones, las guerras por ganar más poderes… Sabemos que existen, pero preferimos no verlo para que no nos afecte. En estos casos, yo cambiaría la frase por: ojos que no ven, ¿o que no quieren ver?

También ocurre habitualmente en familias donde hay un niño pequeño, y un familiar se muere. Al niño no le dicen que se ha muerto, porque es algo que le iba a hacer mucho daño. Por ello normalmente dicen que se ha ido al cielo, que está de viaje, que se ha mudado de casa…. Tarde o temprano, el niño sabrá la verdad, pero habrá hecho que no sufra tanto.

En verdad, si le diéramos la misma importancia a las cosas buenas, como a las malas, yo pienso que nuestros problemas perderían importancia.

Sin embargo, también pienso que esta frase en algunos casos no tiene sentido, y que sería más correcto utilizar: ojos que no ven, corazón que siente. Yo me tiro por este camino debido a una historia real de un niño que leí hace un tiempo.

Trata de un niño de 6 años con Síndrome de Norrie: ceguera de nacimiento. El pequeño, Sebastián Saint-Jean, es capaz de recordar cada rincón de su casa y las de sus tíos, sus juguetes, a todos sus familiares… A nosotros esto nos parece muy fácil, pero hay que tener en cuenta que este niño nunca ha visto ninguna de las cosas nombradas. Para él es difícil recordar todo eso, ya que carece de la memoria visual, que es la que más utilizamos nosotros. Su memoria está basada en sentimientos, estímulos, placeres, tacto, olfato…

Menciono el caso de este chico, porque me parece sorprendente la confianza que tiene en los más cercanos. Cuando al caminar le dices que hay un peldaño, el levanta el pie, confiando plenamente en lo que le has dicho, no dudando ni por un instante en que sea mentira. Cuando pide un juguete, con cara de expectación espera, mientras verbalmente le comunican que lo están buscando. Tiene una comunicación fluida, ya que confía plenamente en lo que se le dice, sin cuestionar nada. El cree, confía, siente…

Por ello yo creo que aunque tus ojos no vean, tu corazón lo puede hacer, como lo hace el de este pequeño. Él nunca ha visto nada, pero puede sentir como cualquier persona, incluso más.

Por todo esto, yo creo que podemos decir que ojos que no ven corazón que no siente en casos como el nuestro, que no tenemos ninguna discapacidad, y sólo hasta cierto punto, y en ciertas personas. Y pienso que ojos que no ven corazón que siente es una frase que les va muy ben a personas como Sebastián Saint-Jean, y muchas veces también a nosotros. Yo personalmente me decanto más por la segunda frase.

No hay comentarios:

Publicar un comentario