martes, 13 de diciembre de 2011

ES HORA DE ABRIR LOS OJOS

Ojos que no ven, corazón que no siente. Es un refrán popular que hemos oído muchísimas veces, pero ¿Alguna vez nos hemos parado a pensar lo que de verdad significa? Lo que quiere decir es que mientras no vemos algo con nuestros propios ojos o vivimos una situación probablemente no sintamos nada hacia ello. A lo mejor podemos hacernos una idea, pero no sentir exactamente ese sentimiento. No es lo mismo vivir una experiencia o verla con tus propios ojos a que te la cuenten. Hasta que no te pasa, solamente puedes hacerte una idea de lo que sentirías.
Pero, ¿hasta qué punto este refrán es verdad? ¿Si no vemos no podemos sentir? Sinceramente pienso que cuando no vemos, lo que hacemos es pensar y sacar nuestras propias conclusiones acerca de lo que no conocemos. A veces, incluso podemos llegar a engañarnos a nosotros mismos, a crear nuestra propia realidad. De esta manera viviríamos en una mentira.
Pero también hay veces en las que lo que pasa no es que no veamos la realidad o no la conozcamos, sino que nos cegamos ante ella. ¿Por qué? Tal vez por miedo a lo que podamos descubrir, o simplemente por comodidad. Es decir, vemos un problema que podemos evitar y lo evitamos muchas veces sin pensarlo. Por ejemplo Cuando vemos en las noticias las constantes catástrofes que salen a diario simplemente sentimos tristeza en ese momento, pero después nos olvidamos al rato. Olvidamos que hay gente que sigue sufriendo. O cuando vemos a una persona pidiendo por la calle o a un mendigo y apartamos la mirada… Ojos que ven, corazón que no siente. Hay personas que piensan que no merece la pena gastar su tiempo en ayudar a los demás. Pero si todo el mundo tuviese esa mentalidad, sin duda alguna, nuestro mundo sería un caos. Simplemente tenemos que darnos cuenta de que podemos hacer grades cosas, sobre todo si nos unimos y todos ponemos de nuestra parte. Si solamente unas pocas personas abren los ojos y sienten no llegaremos a ninguna parte.
Si seguimos cegándonos y engañándonos a nosotros mismo ocultándonos la realidad no podremos arreglar los problemas que existen en nuestra sociedad. Por mucho que no queramos ver lo que ocurre a nuestro alrededor, con esto no solucionaremos nada. Es hora de pensar más en los demás. Es hora de ver, es hora de sentir por lo que vemos, y es hora de reaccionar ante ello. Porque lo que no podemos es ignorar la realidad, porque tarde o temprano llegará la hora de enfrentarse a ella. Y cuanto antes mejor. Es hora de abrir los ojos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

DESTAPA TUS OJOS
El mundo es muy grande. Es muy grande,  y está muy lleno de gente. Y a esta gente le ocurre, nos ocurren, muchas cosas a lo largo de un solo día. La televisión, la radio y todos los medios de telecomunicación nos informan día a día de las noticias que ocurren en el mundo que nos rodea, del que formamos parte. Algunas de estas noticias (más bien la gran mayoría), no nos afectan para nada, o al menos directamente. Es ya costumbre ver las reuniones de los políticos de todo el mundo, que intentan decidir qué hacer con una economía del primer mundo que se está desplomando en algunos países y que a su vez, están arrastrando a otros con ellos. Pero esto, a la gente como yo, con mi edad y con mis preocupaciones personales, ni nos afecta para nada, ni nos asusta mucho. También hay y siempre ha habido noticias sobre conflictos, guerras, dictadores,…, buenas y malas. Tal vez han firmado un tratado de paz, o tal vez se han declarado la guerra; tal vez ha subido al poder o se mantiene en él un dictador con mano de hierro que no duda en asesinar para mantener el control sobre su pueblo, o tal vez lo han conseguido derrocar. Pero el caso es que todos estos sucesos, mejores o peores, apenas afectan a personas como yo, que vivimos tranquilamente en un país con una democracia bastante buena, en la que la libertad no se ve restringida y en la que las personas tienen derechos, y con ellos sus convenientes deberes. No vemos las cosas que van más allá de las fronteras de nuestra propia vida, porque, como he dicho, estos sucesos no nos afectan. Podemos poner la cara tan larga como queramos cuando oímos que han puesto una bomba en algún país de Oriente Medio, o que un convoy  armado ha arrasado un barrio de una ciudad cuyo nombre ni siquiera nos suena, o que algunos pueblos del norte de África siguen peleándose contra ellos mismos aún después de haber caído un régimen dictatorial; pero como a nosotros no nos afectan estos hechos…Es más, si no los conociéramos, viviríamos tan tranquilos y acomodados como lo hacemos ahora. Alguien puede pensar: “No es cierto lo que dices; la gente reacciona ante este tipo de cosas”, y yo no le llevaría la contraria. Tan solo puntualizaría un pequeño detalle: solo alguna gente reacciona, solo a alguna gente le preocupa de verdad lo que pase, como he dicho antes, fuera de las fronteras de su propia vida. Todo esto se resume en el refrán que dice:”Ojos que no ven, corazón que no siente”; es decir, lo que no vemos, no nos afecta.
Pero, ¿y si lo planteáramos al revés? Me explico: ¿y si fuese “Corazón que no siente, ojos que no ven”? ¿Es capaz el corazón (o nuestros sentimientos) de cerrarnos los ojos ante aquello que nos duele o nos incomoda?                            Creo que si interpretamos estas preguntas en el sentido de que apartamos la mirada al ver algo que nos remueve por dentro, sí. ¿Quién puede mirar a los ojos a ese mendigo o mendiga que se pone delante de un supermercado pidiendo limosna para sus hijos? ¿Quién no aparta la mirada cuando se cruza con un senegalés (por ejemplo) que va vendiendo discos por los bares, o películas, o pulseras y relojes,…? Yo no. Yo aparto la mirada. Y me siento mal; muy mal. Porque cuando me cruzo con cualquiera de estas personas no siento repulsión ni miedo, sino vergüenza y desasosiego. Siento como si algo dentro de mí se removiese. Y creo que este algo es la esperanza de estas personas. Este algo es nuestra conciencia, a la que muchas veces anulamos al ver estas situaciones tan cercanas y comunes para no sentir dolor ni pena. Si fuésemos capaces de levantar la mirada hasta sus ojos y ver más allá de la máscara exterior que les ponemos a todas estas personas; si fuésemos capaces de aceptar que esa persona que tenemos delante  no es tan diferente a nosotros; si fuésemos capaces de ponernos en su pellejo, en su situación,…todas esas injusticias irían desapareciendo poco a poco. Nuestras conciencias no tendrían que sanar más sus heridas, y nuestro corazón no sufriría como lo hace al ver la delgadez de este senegalés, ni las fotos de los hijos de estas personas pegadas en un cartón con un mensaje de socorro en él. Nunca podremos cambiar el mundo si sólo un millón de personas de las casi nueve que somos se dan cuenta de esta realidad. Pero, si nadie cerrara el corazón y apartase la mirada, si todos dejásemos libres a nuestra conciencia,  tal vez sí que fuésemos capaces. Llevaría tiempo y muchos sacrificios personales, pero valdría la pena. Y, ¿quién sabe?; tal vez pudiésemos parales los pies a estos dictadores, o liberar a muchos otros pueblos que siguen oprimidos, o hacer que los Derechos Humanos se cumplan para todas las personas por igual,…
Sería maravilloso, pero uno recoge lo que siembra. Si nos quedamos de brazos cruzados en casa, todo el día con el ordenador, o con la consola, o con la “tele” esperando que lo haga otro, el mundo lo lleva claro. Todo seguirá igual; nosotros seguiremos siendo como esas piedras, impasibles e inamovibles, que ven pasar el mundo ante ellas sin hacer nada. Perderemos nuestra capacidad más humana: la de amar. Y no podemos permitirlo. Ni por nosotros, ni por el mundo. Tenemos que ser capaces de hacerle frente a ese dolor y vencerlo sin rendirse bajando la mirada, de ofrecerle al mundo nuestro pequeño y necesario granito de arena. Quítate esa venda de los ojos que te tapa la realidad que tienes delante; rasga la tela de la comodidad y la seguridad de tu rutina, y…mira. Pero sobre todo, reacciona.

LA DIFÍCIL ELECCIÓN

Ojos que no ven corazón que no siente es un dicho muy popular. Se trata de una postura emocional a veces inconsciente, y otras consciente, que adopta el ser humano ante situaciones difíciles o incómodas de la vida cotidiana. Pero la postura que personalmente cada uno de nosotros decidimos presentar ante una determinada adversidad está determinada por nuestra personalidad. En cuanto a las posturas cabe destacar dos muy extremas. Podemos intentar negar una realidad, como afirma la frase ojos que no ven corazón que no siente, o en contraposición podemos enfrentarnos a ella por muy difícil que nos parezca.
La postura de no querer ver se puede entender desde distintas perspectivas. Así como desde el punto de vista egoísta de aquellas personas que prefieren no aceptar las cosas, negándolas, para no tener que hacer frente a los problemas por el miedo a tener que enfrentarse a ellos. También podríamos destacar a aquellas personas que no tienen la suficiente fuerza interior como para ser capaces de aceptar el problema, y eso es porque, interiormente, nos seguimos negando a plantarle cara a las situaciones más difíciles de nuestra vida. Y es que, cuanto más nos empeñamos en no querer aceptar algo, más grande será la mentira en la cual viviremos.
Es cierto que muchas veces es más fácil ignorar la realidad del mundo exterior: gente muriendo de hambre, gente llorando, países enteros donde cada día miles de personas se ven obligadas a abandonar a sus familiares por el mero hecho de poder ayudarlos. Es cierto que muchas veces es más fácil y más placentero meternos dentro de nuestra propia caverna, tal y como así la definía el filósofo Platón. Siempre nos resulta más fácil a todos y cada uno de nosotros cegarnos para no ver todos los problemas que nos rodean y las dificultades a las que debemos hacer frente. Y es que, nadie dijo que vivir fuera fácil, y la vida sin situaciones difíciles no sería vida.
Este dicho popular, no se refiere al hecho de no ver físicamente como una persona invidente, sino al hecho de negarnos a ver psicológicamente. De modo que una persona invidente, también puede actuar negándose a ver una realidad difícil de aceptar. Nosotros percibimos la realidad con los ojos, y mediante nuestros sentimientos la modificamos, siendo este muchas veces un mecanismo propio para defendernos a nosotros mismos de aquellas cosas que nos puedan parecer difíciles de aceptar. Pero el hecho de afrontar la realidad, por muy difícil que este pueda parecernos, es el primer paso para comenzar a resolver un problema. Y, si de algo estoy totalmente segura es de que el negar un problema nunca hace que desaparezca, tan solo consigue paralizarlo momentáneamente en el tiempo para que aparezca posteriormente. Es el enfrentarnos a ellos lo que sin duda nos hace que seamos capaces de resolverlos.
Podemos elegir cegarnos ante los problemas, lo que no deja de ser una postura cobarde, ya que lo difícil es lo que Platón señalaba metafóricamente con romper las cadenas que nos atan dentro de nuestra caverna para conseguir salir al exterior y dejar de percibir el mundo de las sombras, es decir, nuestro propio mundo que captan nuestros órganos sensoriales y manipulan nuestros más profundos sentimientos. Pero, ¿qué pasaría si cada uno de nosotros alguna vez nos diésemos cuenta de que la realidad que nos rodea no es sino un sueño figurado por nosotros mismos que intenta obviar lo malo? Ahí cabe la cuestión de preguntarnos ¿queremos realmente llegar a conocer la realidad de la forma más objetiva posible, por tan difícil que pueda llegar a ser? Ahí está la difícil elección, en decidir si preferimos hacer como en este dicho popular o enfrentarnos a nuestros más profundos temores para llegar a conocer la verdad.

PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN


“Ojos que no ven, corazón que no siente”. Es un buen refrán. Como todos los refranes, viene de la tradición popular, y el pueblo nunca se equivoca.
Es verdad que si no ves algo, es muy difícil que lo sientas. Ver para creer. Pero puedes ver a través de los ojos de otro, con lo que literalmente el refrán quedaría invalidado. Pongamos el supuesto de que tu pareja te es infiel. Si  ves esa infidelidad, sentirás dolor, ira,… Si te la cuentan es casi como si la hubieras visto por ti mismo, pero si no la ves, sigues tu vida  tranquilamente, desconocedor de lo que se pasa por la mente de tu pareja, en paz. No puedes sentir nada por algo que todavía no has visto, o no han visto por ti. Aun así peca de generalista. Un buen ejemplo de ello es la fe y su práctica. Porque los creyentes sienten sin ver, es más, ni siquiera están seguros de que aquello que no ven exista. Y, aunque para algunos la fe es su realidad más certera, otros creen que no hay nada más allá, pero tampoco  pueden estar seguros de ello; no se es no creyente, sino creyente en nada, con lo que también sienten sin ver. Que paradójico.
Es curioso que, si invertimos el refrán, la resultante es potencialmente más creíble. Pongámonos en la mente de  un general, soldado, etc. Nazi. Ahora, setenta años después, los juzgan, pero ¿realmente tenían conciencia de que lo que hacían estaba mal? No defiendo en absoluto el genocidio, pero si tu corazón siente un odio racial e irracional hacia los judíos, no vas a ver ningún problema es eliminarlos, quizá para ti fuera hasta bueno.  Por eso, en el campo de los derechos humanos, es un tema complicado. Como en el experimento de las descargas eléctricas, si el sujeto que imponía el castigo no veía el sufrimiento del castigado, no hallaba ningún reparo en impartirlo, quizá, hasta la muerte del segundo.
Otra versión factible del flexible refrán pudiera ser “ojos que ven, corazón que no siente”. Vas por la calle, ves a un mendigo y pasa de largo. Todos somos conscientes de la dura realidad, pero nos cegamos, no queremos verla para que no nos afecte. Deshumanizados. Buscamos que nuestro corazón no sienta. Insensibles. Como tras un desengaño, nos mentimos para no sufrir. Negamos lo evidente, cegamos nuestros ojos, no sentimos, pero hemos visto.
¿Y qué acerca de “corazón que siente ojos que no ven”? Es, en mi opinión otra bonita forma de engañarse, tan viable como la anterior. Tu corazón siente de forma inevitable algo que es posible que no quiera sentir. Falseas ese sentimiento, lo edulcoras para no ver, si no ves no crees, aunque sea una imaginación. Es supuesto que al tiempo dejaras de sentir por aquello que no ves, volviendo a la forma inicial del refrán.
Todo esto constituye así un principio de no contradicción, donde si no ves no sientes y si ves sientes, aunque no sientes si solo si no ves y no ves si solo si no sientes.
Y es que el corazón tiene razones que la razón no entiende.

Se puede ver con el corazón

Ojos que no ven, corazón que no siente. ¿Qué hay de cierto en esta frase? ¿Las personas sólo sentimos cuando vemos? Vivimos en una sociedad que no se preocupa por aquello que no le incumbe, que no le rodea, cuyo pensamiento más generalizado es: Como no tiene que ver conmigo… Por desgracia, esto es en la mayoría de los casos, la pura realidad, nos guste o no. Pienso que hay que saber reconocer las virtudes que uno tiene, al igual que los defectos y yo me atrevo a decir que este pensamiento que caracteriza a la mayor parte de la sociedad en la que vivimos, es su gran defecto. No será por noticias , hechos e información , ya que todas las personas estamos al corriente de todo lo que sucede lejos de nosotros , que en África la gente se está muriendo , que no tienen ni para comer , que sufren desnutrición , que mucha gente pierde la vida cruzando los mares para poder llegar a otro lugar , donde trabajar y poder ayudar a sus familias, todo esto no nos resulta nada nuevo , al contrario , lo escuchamos muy a menudo. No hay que ser un lince, para darse cuenta de que hay pocas personas a las que de verdad les llega todas estas noticias e intenta dar soluciones, aún sabiendo que la verdadera solución no está en sus manos…Las ONG y muchas otras organizaciones, mantienen la esperanza de que esta actitud de la sociedad cambie y a pesar de todo, siguen lanzando iniciativas para poder llevar a cabo proyectos con el fin de mejorar los problemas existentes. Hay gente que piensa que todos estos problemas que existen en el mundo, no tienen que ver con ellos, ya que piensan que cómo a ellos no les ha tocado, que cómo se encuentran a miles de kilómetros de sus casas, no pertenecen a su ´´mundo´´. Hay otro tipo de personas, que creen que ayudan y colaboran para solucionar los problemas, pero en realidad no están haciendo nada, estas personas son las que no mueven un dedo por sacrificarse por los demás, y que cuando están sentados en el sofá viendo la televisión y se enteran de alguna noticia relacionada con este tema, dicen pobrecitos, Dios los ampare o cosas por el estilo, o incluso cuando donan 5, 10 o 20 euros destinados para ellos. Por cosas como estas ya se creen que están ayudando cuando en el fondo no es cierto, lo que están haciendo es poner un simple y rápido remedio para así mirar hacia otro lado…
Ojos que no ven corazón que no siente, refrán muy sabio que representa a muchas de las personas, que como bien dice el refrán no sienten lo que no ven. Necesitan estar delante, comprobar los hechos con sus propios ojos para creerlos. No es lo mismo ver algo o que te lo cuenten, no es lo mismo estar en persona viendo como la gente de África se muere o ver cómo lo hacen desde el sofá de tu casa, en esto estamos de acuerdo, pero lo que yo no comprendo es cómo puede haber gente que no sienta nada en su corazón, al ver o al escuchar este tipo de noticias, aunque realmente creo, que sí que tienen que sentir algo, sea fuerte o no tanto, pero algo se tiene que accionar en su interior, pero por diversas razones miran hacia otro lado y hacen como si no sintieran nada…
Sinceramente creo que no hay que ver algo para sentirlo, que para sentir algo en el corazón no tienen que ser testigos nuestros ojos, pienso que se puede ver con el corazón…

Déjate llevar y no cierres los ojos

Ojos que no ven… corazón que no siente. Esos ojos que no ven son los de aquellas tantas personas que no quieren ver, que no son capaces de aceptar la realidad, que les duele hasta pensarlo, que no quieren darse cuenta que esta pasando lo que no se podrían ni imaginar de no saberlo… y se refugian ahí para no sufrir, en la mentira, en la ceguera, en el no creer, ni siquiera lo piensan, con tal de que no les duela, para que el corazón no sienta que esta viviendo un engaño.

Me parece de cobardes no plantarle cara a los problemas, no levantarse después de una caída, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no ser capaz de ver lo que pasa a tu alrededor por no sufrir tú. Eso es lo que hacemos al taparnos los ojos. Somos egoístas con nosotros mismos y con los demás.

También puede pasar que realmente esa persona no se haya enterado de que ha ocurrido algo, que puede ser bueno o malo, pero de no saberlo no siente ni pena ni alegría, no siente nada. Es muy común hacerlo con los niños pequeños, ocultarle la enfermedad de algún familiar, la pérdida de alguien cercano, o cualquier otro tema importante que no es necesario que se enteren.

Pero con lo que más relaciono esa frase de, ojos que no ven, corazón que no siente, es con el tema del amor. Dicen que el amor ciega, pero también es verdad que no hay más ciego que el no quiere ver.

Es muy frecuente en parejas, en personas que se enamoran de otras… que pasen cosas que se oculten, que alguno de los dos engañe al otro, que haya alguien en medio, que cuando no estén juntos sean diferentes a cuando si lo están, que en realidad no quieran tanto como le muestran a esa persona.

Nos enamoramos de la persona equivocada, esa que tiene novio, de la imposible, por la diferencia de edad, de la que solo ves en verano y luego estas todo un invierno a miles de kilómetros, de aquella con la que ya pasó algo y no acabo muy bien, de la inapropiada… y que por mucho que sean tus amigos, y tengas confianza con ellos, no se lo puedes decir. Así estas afirmando esta frase, ellos no lo saben, no pueden sentir nada si se lo ocultan. Pero a ellos le pueden estar pasando lo mismo contigo. Por eso tienes que ser valiente, no dejar que los demás no vean algo que está en tus manos que vean o no, arriésgate, que el que no arriesga no gana, no dejes de hacer cosas porque luego te puedes arrepentir de no haberlas hecho cuando ya es demasiado tarde, déjate llevar y no cierres los ojos, olvídate de lo malo, aprende de los errores y repite lo que te hizo reír.

Hay que ser fuerte, y aceptar lo que este pasando o lo que estés viendo, porque así serás más sincero contigo mismo y con los demás, y las cosas guiadas por los sentimientos no suelen salir mal. Abre bien los ojos, deja que tu corazón actúe y actúa en consecuencia.

Lucía Guerrero Macías

LA IGNORANCIA ES SORDA

“Ojos que no ven, corazón que no siente”, un refrán que seguramente todos habremos escuchado alguna vez y con bastante razón, ya que si no conocemos un hecho o no percibimos un suceso, no podemos de ninguna manera cosechar ningún sentimiento hacia ese hecho o suceso. Pero, y si se nos ocurriese darle la vuelta al famoso dicho?. Obtendríamos lo siguiente: “Corazón que no siente, ojos que no ven”, y lo curioso es que tendría también un mensaje con mucha razón: si algo no llama nuestra atención o no nos produce ningún sentimiento, nos pasa desapercibido.

Se dan muchas situaciones en las que se aplica el primer refrán, cuando a alguien no le contamos toda la verdad para que no se sienta triste por ejemplo, es decir, cuando mentimos. Pero el refrán modificado también cobra vida en nuestro día a día. Con frecuencia escuchamos y vemos tragedias por medio de los telediarios, periódicos y radio, pero parece ser que hemos sido inmunizados, ya que lo único que hacemos es hacer un comentario diciendo la pena que sentimos al escuchar la mala noticia, porque… no es lo mismo verla que vivirla.

Cuando abrimos el periódico y miramos las esquelas, generalmente no nos produce ningún tipo de sentimiento, incluso podemos sentir indiferencia. Pero si echamos una ojeada detrás del trozo de papel donde está escrito el nombre del fallecido, podremos observar a una familia destrozada por la pena. Aunque, como antes he dicho, no es lo mismo verlo que vivirlo. Si nos ocurre la desgracia de que un familiar muere, seguramente nos encontraremos en la misma situación que la familia descrita anteriormente.

Entonces, ¿que refrán se adapta mejor a la realidad?. Los dos son muy parecidos en un papel, pero tienen significados muy diferentes. Si aplicamos los dos refranes a una mala noticia que ha ocurrido nos dicen lo siguiente:

-Con el primero al no tener conocimiento de que haya pasado , no nos produce ningún sentimiento.

-Con el segundo al sernos indiferente, no le daremos importancia, quizás nos entre por un oído y nos salga por el otro.

En conclusión, podríamos decir que los dos refranes tienen el mismo grado de razón, aunque ante un mismo hecho, nos darán diferentes resultados según al aplicarlos.

Pero, refiriéndonos al primer refrán, ¿podríamos decir que la ignorancia conduce a la felicidad?. Es un tema que daría mucho de que hablar, porque verdaderamente el no enterarnos de malas noticias nos evita sufrimiento y nos hace ganar felicidad, porque la ignorancia es sorda, pero ¿podría una persona ignorante ser verdaderamente feliz si no puede libremente escoger cuál es su camino hacia la felicidad?. Aún así, aunque estuviésemos viviendo en ignorancia y fuésemos mucho más felices, nos perderíamos muchas cosas preciosas que da la vida, y eso también sería muy triste. ¿Es verdaderamente feliz el pájaro enjaulado y bien cuidado que no conoce el mundo exterior?¿Y si lo conociese?

Entonces, no ver, no sentir algunas cosas en casos concretos puede que nos ayudase a ser más felices, pero no puede servir de pretexto para ser indiferente a la vida que siempre tiene su cara y su cruz.

MIOPE CORAZÓN

Durante la vida pasamos por muchas etapas en las que nos aislamos en nuestros propios pensamientos o creencias, volviéndolos únicos e intangibles, de manera que nos encerramos en nuestra falsa realidad y echamos la llave por dentro, impidiendo al Sol que nos muestre más allá de los rayos que entran por la ventana. Desde dentro creemos que los únicos rayos de luz que existen son los que se reflejan en la pared del cuarto y eso no es así.

‘‘¿Es que no te das cuenta?’’ En numerosas ocasiones nos han hecho preguntas como ésta para hacernos entrar en razón sobre algo en lo que nos hemos empeñado en cuerpo y alma de que es como lo decimos, y estamos cien por cien seguros de que son los demás los que no lo entienden y se equivocan, como puede ser desde un problema de matemáticas hasta creer que nos ama alguien que no quiere estar con nosotros o que simplemente nos utiliza… Y así nos resguardamos en la mentira por mucho que nuestros cercanos nos quieran hacer entender, hasta que los hechos poco a poco van tirando la puerta abajo, dejando entrar los rayos de sol, la dura verdad, que nos asalta con todas sus armas, hiriéndonos y haciéndonos conscientes de que hemos vivido en nuestro propio engaño.

Pero es que hay algo bajo la piel, en el interior, que no nos deja ser nosotros, que no nos deja actuar por nosotros mismos, que nos paraliza, que nos evade de la realidad, nos anula y que nos vuelve ciegos de lo que él no quiere ver, de lo que él no quiere sentir.

Y es que aunque queramos, no podemos ir en contra de ese algo interior ,porque es más fuerte, más duro y más férreo que nuestra voluntad. ¿Cómo el corazón puede ser tan pequeño y a la vez tan poderoso que no nos deja ver más allá de lo que él siente y necesita? El corazón es el dueño de nuestro ego, capaz de llevarnos a hacer cosas que en condiciones normales no haríamos y los ojos no ven más de lo que él no quiere ver, ya que el corazón no se guía por lo que ve, sino por lo que siente.

"Ojos que no ven, corazón que siente"

"Ojos que no ven, corazón que siente"


"ojos que no ven, corazón que no siente", "Corazón que no siente, ojos que no ven".
Ante estas dos afirmaciones, en mi disertación me voy a centrar en las dos intentando explicar lo que para mi me transmiten estas dos afirmaciones donde cuyas características principales son los sentimientos que nos preocupan y la diferencia principal, la preocuparle de cada uno por intentar o no llegar a entender un sentimiento o alguna experiencia vivida.


La primera afirmación a mi me recuerda a la obra de "la ardiente oscuridad" que trata de unos ciegos que están en una residencia que por decirlo mal y rápido viven en su propio mundo, hasta que una persona entra nueva en el centro y cambia el punto de pensamiento de los inválidos. Esta comparación viene a ser por que aunque tus ojos no te permitan ver la realidad tu siempre vas a poder tener y explicar tu realidad porque como ya hemos estudiado, el perspectivismo defiende que cada sujeto o colectivo tenga su propio conocimiento o realidad, ya que cada uno de nosotros es diferente y puede percibir la realidad de otras muchas formas diferentes a cada otra persona. A todo esto esta afirmación quiero que ninguna invalidez no permite sentir y no debe ser centro de burla, sino que sienten y perciben lo mismo que nosotros y a veces mucho mas.


La segunda afirmación "corazón que no siente, ojos que no ven" viene a decir que algo visto puede llegar a hacerte daño o sufrir, donde la característica principal es que esta experiencia o sentimiento hay que vividla y enterarte mediante tus sentidos los vivido o sentido, ya que como dice la segunda parte del refrán si tu no percibes o no quieres percibir una realidad, no te vas a preocupar, es decir, no te vas a molestar en saber si esa realidad te puede o no afectar porque tu dejas de percibirla o intentar de comprendedla.


En cierta medida estas dos afirmaciones me recuerdan al "Mito de la caverna", porque como dice el mito escrito por Platon, unos hombres solo ven una realidad, de lo que no se preocupan de investigar o de saber si es una realidad verdadera, lo que les produce una autentica indiferencia, hasta que un hombre es valiente y sale de la cueva, movido por la curiosidad y la emoción de saber que es la realidad que les rodea, preocupándose y sintiendo todo lo nuevo de fuera de la cueva, mientras que antes dentro de la cueva no lo percibía. 


Para terminar quiero explicare mi titulo "Ojos que no ven, corazón que siente" donde este titulo quiere decir que no hay fronteras para sentir ni percibir nada que los demás no podamos como ya he dicho antes en la explicación de la obra de la ardiente oscuridad, donde todos tenemos una imaginación, deseos, aspiraciones y sentimientos infinitos que nadie nos va a poder impedidnorlos.


Ismael Garrido Gracia
Nº: 14 ; 1ºB

Ante la realidad, abramos los ojos

El otro día vi la película “The Blind Side. Un sueño posible”. Trata sobre un chico con una familia pobre que es separado de su madre de pequeño y tuvo la suerte de que una familia rica lo acogiera. Y en una escena estaban el chico y su madre adoptiva hablando. El chico le contó que cuando su madre se drogaba o hacía algo malo le decía: “cierra los ojos, cuando cuente tres ábrelos. El pasado se ha ido, el mundo es un buen lugar y todo irá muy bien.”

Eso es lo que hacemos nosotros. Cuando vemos algo a nuestro alrededor que no está bien, cuando vemos a una persona pidiendo por la calle, o a un niño robando en vez de estar en el colegio, nos callamos, cerramos los ojos y apartamos la mirada. Porque si no ves algo, no sufres por ello. Pero yo creo que eso se llama cobardía. Sí, somos unos cobardes porque no nos queremos enfrentar al mundo que nos ha tocado vivir.

Aunque también nos ocurre todo lo contrario, que hemos visto ya tantas veces las consecuencias del hambre, de la soledad, de las enfermedades que ya ni nos afecta. Día tras día viendo en las noticias guerras, violaciones, tantas injusticias que al final no provoca en nosotros ningún sentimiento, ni de culpabilidad, ni compasión…nada. Creemos que si no lo vemos no nos afectará, que así podremos dormir tranquilos, ¿pero es eso verdad? Porque yo cada vez que voy por la calle y alguien me pide comida o dinero, la verdad es que no le doy ninguna de las dos cosas, como la mayoría de la gente, sigo andando. Pero, ¿a que eso cambiaría si el que estuviese así lo conociésemos o si fuésemos nosotros mismos? Pero claro, no sabemos lo que siente esa persona por tener que estar en pleno invierno tirado en la calle y pidiendo dinero y ver que todo el mundo pasa de ti, porque eso no lo hemos vivido y lo más seguro es que pensemos que nunca nos tocará vivirlo. Hasta que no vivamos esa realidad, nuestro corazón nunca podrá sentir lo mismo que esa persona.

También es cierto que, a veces no eres tú el que cierra los ojos ante la realidad, sino que son otros los que no te dejan ver lo que ocurre, por ejemplo mintiéndote. Ahí son los demás los que te vendan los ojos, los que te impiden conocer la realidad, porque piensan que mientras tú no sepas la verdad, nada te afectará.

Pero las cosas son distintas cuando hablamos del amor. ¿Se ama con los ojos o con el corazón? ¿No dicen que el amor es ciego? Porque con los ojos vemos los defectos, los fallos, los errores de la otra persona, pero somos capaces de amarla, porque el corazón es lo único que nos dice que eso no importa, que el amor supera esos defectos.

Así que yo creo que el refrán “ojos que no ven, corazón que no siente” es verdad, pero lo usamos de forma equivocada, poniéndolo de excusa ante las injusticias que pasan a nuestro lado. Porque tú no puedes ver algo sin que despierte en ti un mínimo sentimiento.

Disertación

Ojos que no en corazón que no siente:

Yo creo que esta frase es muy relativa porque es difícil que si una persona no sabe algo ese algo le duela o le moleste y mucho menos si se le oculta. Esta frase normalmente se relaciona en temas amorosos de infidelidades con terceras personas implicadas. Pero yo creo de depende de la situación de donde se de esta infidelidad esta frase se podría cumplir o no, porque si se dan en una situación donde el engañado es totalmente distante a la pareja realmente la frase se cumplirá puesto que no está pendiente de lo que le pasa o le deja de pasar a su pareja si no esta junta a ella casi nada no se podrá dar cuenta de lo que a pasado la única manera de darse cuenta de que ha pasado algo es estando con la pareja y notarla distinta que en otras ocasiones. Pero si por embargo se da en una situación donde la pareja está totalmente unida y pasa una cosa así la frase no se cumplirá puesto que en el momento en el que pase algo de esto la otra parte de la pareja se daría cuenta porque notaria un cierta diferencia respecto a la manera de actuar o si esta evadida o no. Yo creo que si una pareja está realmente unida y pasa esto si se notaria, pero si al contrario esta distante esto pasara desapercibido como un vacio más de la relación.

Y si la frase se refiere a otros términos de la vida a mi si me gusta pensar que si algo malo le pueda pasar a alguien de mi familia y yo pueda hacer algo al respecto notarlo de alguna manera interna como un mensaje de peligro que te mande el cuerpo.

Pero volviendo a la situación de antes, ojos que no ven corazón que no siente es una frase que se utiliza para excusarse cuando alguien no tiene prejuicios, no tiene motivos por los que lo ha hecho y decide utilizar esa frase para esconderse detrás para no reconocer lo que ha hecho, al no tener ese valor para reconocerlo se basa en esa frase para no tener cargo de conciencia y poder seguir su vida tranquila.

En definitiva es mejor no tener que mentar esta frase mesto que su usos solo es la consecuencia de un engaño o peor un suceso trágico.

¿De que depende lo que vemos y sentimos?

Quizás sea verdad ese refrán que dice “ojos que no ven corazón que no siente”, aunque normalmente este refrán lo apliquemos al amor, a los desengaños amorosos, y a la propia concepción de la realidad , esta vez querría aplicarlo al tercer mundo, como nosotros no estamos allí y no sentimos su sufrimiento creemos que enviando de vez en cuando un poco de ropa y de dinero todo se solucionara , pero la solución no es esa, la solución es que si somos todos iguales así tendría en todo , sí alguna gente dirá que el tercer mundo esta así por las guerras,¿ pero quién provoco esas guerras? Solo hay que echar la vista atrás y ver porque se provocaron esas guerras se provocaron por dinero, oro, diamantes… y todo por la avaricia del primer mundo, porque ahora me doy cuenta de que es verdad aquella frase que dice” que las guerras continuaran existiendo mientras que el color de la piel sea más importante que el de los ojos”.

Ya no solo se trata de este refrán, también podemos hablar de ojos que si ven y corazones que no quieren sentir, este hecho es real, no queremos ver lo que pasa a nuestro alrededor por simple hecho de que nos pueda hacer daño, por ejemplo una verdad te puede hacer daño pero pienso que una mentira te hará el doble de daño. Pretendes pasar por la vida sin hacer daño pero no se puede, aunque intentes evadirte de la realidad te harán y harás daño, te quedaran secuelas pero te levantaras y podrás aprender de tus errores.

Hemos hablado de no querer ver las cosas pero y si sí las quieres ver pero te tapan los ojos, hay personas en tu vida que te quieren tanto que intenta protegerte de la realidad , que no te dejan cometer tus propios errores y que quieren que sigas sus normas y maneras de pensar. Pero eso no es bueno para crecer tienes que caer , tomar tus propias decisiones , y ver tu realidad , sí la gente te podrá querer mucho, pero lo único que hacen es que tu dependas siempre de alguien para todo y si esa persona falta sentirás que ya no eres nadie y que hacer nada .

En definitiva creo que el hombre no quiere ver la verdad , prefiere su realidad inventada

¿Padecemos aquello que ignoramos?

Este refrán lo considero totalmente cierto por dos razones muy claras y que vivimos día en nuestra sociedad.

La primera de todas es que cuando te fijas en alguien que te gusta lo primero que haces es fijarte en el físico. Todo el mundo dice que no se fija en el exterior de las personas, pero yo digo… Si no nos fijamos en el exterior de las personas, ¿Por qué hay tanta discriminación a las personas feas, obesas, discapacitadas… en ese sentido? Nuestra sociedad, es una sociedad que valora más un buen físico que un buen corazón. Un claro ejemplo de esto son los desfiles de moda: modelos guapas y espectaculares lucen sus cuerpos orgullos de ser “perfectas” pero, ¿tienen igual de bonito el corazón que la cara? Algunas lo tendrán pero creo que la mayoría no.

Entonces los ciegos, que no pueden ver el físico de las personas, ¿no tienen derecho a enamorarse? Tienen el mismo derecho que los videntes, pero ellos valoran más los sentimientos y el corazón de las personas que les rodean. Todos deberíamos aprender un poco de ellos y no ser tan críticos con el aspecto de una persona porque esté más rellena, porque tenga gafas, tenga aparato…

Todo el mundo sabe que una cara bonita gana más que una persona bella de corazón a primera vista porque juzgamos las cosas sin conocerlas. Hacemos esto porque los sentimientos no se ven a simple vista sino que tenemos que conocer a esa persona para ver sus intenciones.

Creo que si todos nos pusiéramos una venda en los ojos y tuviésemos que conocer a otras personas, seguro que no nos pararíamos a hablar con ellas sino que la palparíamos para tener una idea de su físico.

Por otra parte están las desgracias que pasan fuera de nuestro alcance. Si, podemos sentir lástima o pena incluso nos podemos sentir mal, pero nunca sabremos lo que se siente hasta que no lo veamos con nuestros propios ojos o lo sintamos. También es cierto que no todo el mundo es así, hay personas que realmente lo padecen e intentan hacer lo que está en sus manos por aportar un poco de ayuda. Otras sin embargo no hacen nada aunque digan que les preocupa el asunto.

Debemos intentar quitarle la veracidad a este refrán, porque sino creo que a las personas que se les aplique no les va a ir tan bien como a las personas que no les hace falta ver para sentir.

En conclusión, no se padece aquello que se ignora.

Refranes dentro de refranes, y cavernas.

Dice el refrán que ojos que no ven corazón que no siente, es decir, una reacción en nuestro corazón, que nos hace tener sentimientos nuevos posteriores a un determinado hecho, si dicho hecho no lo vemos, no tenemos constancia del mismo, no provocaría dicha reacción en nuestro corazón. Pero, ¿hasta que punto este refrán es cierto? Según este refrán, lo que vemos; lo sentimos, lo que vemos nos provoca una reacción, y aun así hay gente que permanece indiferente ante las desgracias ajenas. Entonces, para que este refrán sea verdad, lo primero que hay que tener es corazón. Aunque dicho argumento se puede sacar del refrán, creo que el dicho va en otra dirección. Para analizar el refrán, partiremos de que la gente tiene corazón. Concretando, lo que me viene a la cabeza, es una situación de hacerle daño a alguien, y que el hecho de que la persona afectada no se de cuenta, hace que dicha persona no se vea afectada. Creo que en este caso, el daño esta hecho y el final será el mismo, independientemente de que el hecho en cuestión haya sido escondido o no. Porque el que hace, puede que no lo vean, puede engañar, puede engañar a todos, pero nunca podrá engañarse a si mismo. La conciencia pesa (partimos de personas que son personas) y al final, el resultado será el mismo. Tampoco creo que este dicho funcione como excusa para justificar cualquier daño, que se haga a escondidas.

Démosle otro sentido al refrán, intercambiando sus partes y obteniendo un nuevo refrán “Corazón que no siente, ojos que no ven”, aquí veo más fácilmente la veracidad, ya que probablemente si no eres capaz de sentir nada por algo o por alguien será por que no la ves, porque no te habrás percatado ni siquiera de su existencia.

El refrán está lleno de posibles interpretaciones, y también me acuerdo de la caverna de Platón y de la importancia de abrir los ojos ante la realidad por mucho que los sentimientos que nos provoque esta, sean sentimientos que no nos gusten y los rehuyamos. Desde la lejanía todo se suaviza, acercándonos a las realidades podremos sentirlas e involucrarnos en ellas.

Como conclusión, opino que el refrán original, tiene muchísimas interpretaciones y significados, algunos de ellos me parecen ciertos y otros no tanto. Veo más claro el refrán intercambiando sus partes, “Corazón que no siente, ojos que no ven”, y destaco la importancia de ir por la vida con los ojos bien abiertos.

SIENTE: SI QUIERES, PUEDES.


¿Es necesario ver para sentir? ¿Y lo es del mismo modo sentir para ver o querer ver?
Ver para sentir es un enunciado que podemos aplicar a distintos aspectos de la vida, en los cuales en algunos se verifica y en otros no, dependiendo tanto de la situación, como de la persona y de los sentimientos que puedan aflorar.
 Poniendo el ejemplo clásico de los desastres del tercer mundo, es cierto que existen personas a las que les son indiferentes los problemas de los demás, no sienten en absoluto por los males ajenos. Pero no por esas personas imperturbables debemos generalizar para dar por cierto tan fácilmente ese razonamiento, pues sí que existen muchas otras almas damnificadas por las calamidades de los demás. Pero, si los que dicen sí sentir, realmente sienten, deberían estar dispuestos a hacer todo lo posible por cambiar esas realidades, porque un sentimiento es algo muy fuerte que se construye poco a poco y no nace ni se evapora de la noche a la mañana, al cual tenemos que escuchar y saber qué quiere transmitirnos, cómo debemos actuar. Un sentimiento es algo permanente que, si la situación que lo provoca hace que sea positivo, gusta que te acompañe en tu vida, pero, si lo hace negativo, lo que se suele intentar es un constante cambio para transformar todo aquello que te hace sentir de ese modo. Y sí que hay gente que se deja su propia vida para cambiar esas realidades, pero esas personas no conforman ni un tercio de las que dicen que sus corazones sienten a pesar de no ver las desgracias de aquellos países.
Entonces llegamos a la conclusión de que sí que es en parte cierto que, ojos que no ven una realidad que les pueda afectar directamente, corazón que no siente algo tan fuerte como para actuar en consecuencia. Y muchas veces nos excusamos diciendo que es imposible para nosotros actuar, cuando bien sabemos que no hay nada imposible en esta vida, y que, si realmente nos marcamos un objetivo, aunque tengamos que cruzar muchas dificultades y superar miles de obstáculos, finalmente lo alcanzamos, y la recompensa que obtenemos es grandiosa como consecuencia de todo el trabajo realizado. ¿Qué es entonces lo que sucede?  ¿Por qué no damos ese paso? Lo que ocurre es que no estamos en absoluto seguros de que realmente vaya a merecer la pena dejarse cada inspiración y expiración de algún momento de nuestras vidas en la vida de otras personas, porque muchas veces en lo que pensamos es únicamente en nosotros mismos. Nos consideramos el centro de nuestro universo cuando realmente deberíamos plantearnos si en ese centro queremos estar nosotros solos, o deberíamos compartirlo con toda la humanidad. Con compartir no me refiero solo a las riquezas y buenos momentos, sino también a los momentos difíciles de carencia, necesidad y  supervivencia.
Así pues es cierto que hay ojos que no ven y corazones que, por lo tanto, no sienten, pero, en contraposición, encontramos también ojos que no ven y corazones que sí que sienten. Son esos los corazones que esperanzan la persistencia de la humanidad como clase, como un conjunto con un objetivo común, vivir para ser feliz.
También es cierto que, corazón que no siente, ojos que no ven u ojos que no quieren ver. Tenemos el ejemplo de un hijo que pierde el sentimiento de cariño hacia sus padres por caer en la droga. Cambia continuamente de estado de humor y poco a poco se va volviendo incapaz de elaborar un pensamiento coherente por sí mismo, y no se da cuenta, o no quiere darse cuenta de todo el daño que hace a sus familiares con esto. Ahí tenemos el caso de un corazón ya insensible por la razón que sea, que no permite a los ojos ver más allá de la superficialidad. Cuando ya es el corazón el que se rinde, ni mucho menos queda la esperanza de que sean los ojos los que den el aviso. Cuando es el corazón el que está vencido, no hay ni tacto, ni ojos, ni oídos capaces de sentir. El corazón es el regente de los sentimientos y nulas son las esperanzas cuando es este el que capitula.
Afirmar que tienes sentimientos es un gran compromiso. Es atarse a un destino, a una serie de personas, ser capaz de mover montañas por ellos si los sentimientos son positivos, y si son negativos, mejor no plantearse nada. Es preferible sentir indiferencia a tener sensaciones insanas.
Todos aquellos que sentimos positivamente hacia lo que sea, o hacia la persona que sea, bien sabemos que es un regalo de la vida la capacidad de compartir momentos, abrazos y sonrisas y saber que, en el instante en que tú pidas que muevan una piedra por ti, esas personas van a mover montañas enteras. La pena es que eso la mayoría solo lo hagamos por las personas a las que vemos y queremos y no por todas aquellas que están viviendo injusticias y se conformarían con que cada uno de nosotros diéramos un empujoncito, para que, juntando todos los empujones de todas las personas, desplazáramos esa montaña que tan poco nos cuesta a nosotros y tanto les cuesta a ellos.
Para finalizar os animo a que sintáis sin miedo a nada, vean vuestros ojos, o no vean, porque sentir no es algo malo, es algo natural. Dejad que vuestro corazón atraviese las fronteras que necesite, y no seáis vosotros mismos los que construyáis las murallas que le impiden avanzar hacia el gran y más importante corazón, el corazón de la humanidad. 

SIMPLEMENTE ABRE LOS OJOS

Para mi la mayoría de las personas tienen que ver las cosas para sentirlas. Casi todas las personas parecen que van con una venda que les impiden ver la realidad. Podemos saber que cada día muchos niños se mueren de hambre, pero sin verlo casi ni nos afecta la noticia. Y así con la mayoría de las tristes historias de la realidad en que vivimos. Somos como esos presos que se hallaban en la caverna de Platón que aceptan solo lo que ven y no quieren darse cuenta de nada más. Viven en su pequeño mundo de ignorancia. Aunque el refrán de “ojos que no ven corazón que no siente” lo solemos utilizamos cuando hacemos algo a las espaldas de alguien para que no sufra, también se puede ver de este modo. Deberíamos quitarnos la venda, aun sabiendo que nos va a hacer daño al corazón. Porque no veamos lo que ocurre a nuestro alredor no quiere decir que no suceda, así que tenemos que pasar el mal trago de quitarnos la venda para sentir lo que les ocurre a las personas de nuestro mundo e intentar hacer algo para arreglarlo. Podemos pasarnos la vida viviendo una felicidad basada en la ignorancia, viviendo en una burbuja protectora que nos aísle de la realidad, o podemos intentar hacer algo por arreglarlo, aunque nos cueste y sea una tarea difícil, sobre todo si solo colabora una pequeña parte de la sociedad. La mayoría prefiere un camino sencillo y fácil en el que cuanto menos se sufra mejor, aunque haya otros que lo pasen realmente mal. En mi opinión debemos ver las cosas para sentirlas, vivirlas como experiencias propias, por que si no lo vemos o vivimos no creo que nos lleguen a afectar ni que las sintamos. Opino que todos deberíamos ver la realidad que hay a nuestro alrededor y a partir de hay hacer lo que se crea correcto. Aunque para cambiar el mundo en el que vivimos no basta con que uno quiera arreglarlo, debe ser cosa de todos, lo malo es que no todos pensamos igual, sin embargo el no pensar igual es lo bonito de la vida. Pero aunque sea algo muy difícil no es una tarea imposible. Ese refrán tiene también un lado bueno. Por ejemplo si va a ser más feliz alguna persona querida tuya si le ocultas parte de la verdad para que no sufra, no creo que este mal hacer esto. Puede que sea mejor que sepa la verdad, pero no quieres que sufra, se enfade, o lo pase mal con ello.

En mi opinión debemos ser como aquel preso de la caverna de Platón que se escapa y logra ver la realidad, es decir, abrir los ojos aunque nos duela la verdad para intentar arreglarlo o actuar en consecuencia de lo visto. Aunque puedes ser más feliz sin conocer la realidad, pero no por ello desaparecerá.


El Dilema: ¿Qué es primero la percepción o el sentimiento?

Cuantas veces hemos oído a multitud de personas decir que “ojos que no ven, corazón que no siente”.  El ver es a sentir como el ver a mirar, el oír a escuchar, el huevo a la gallina. ¿Qué es primero ver o sentir? Todos sabemos que percibimos a través de los cinco sentidos, y cuando tenemos delante un estímulo se inicia una sucesión de procesos y reacciones en el cuerpo que nos terminan provocando un abanico de sensaciones y emociones infinitas que cada persona vive de manera muy diversa, reaccionando de manera positiva o negativa ante el mismo.   
                Los medios de comunicación nos transmiten cada día multitud de información que somos incapaces de procesar, con más noticias malas que buenas, sobre las miserias que asolan nuestro mundo, desastres naturales como terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis…, desastres provocados por el hombre como las dichosas guerras que nos acompañan a la hora de la comida en países lejanos que muchas veces nos cuesta situar en el mapa del mundo, crímenes, robos, violencia de género, etc. Pero todo esto, a pesar de ser tan dramático, nos toca tan de lejos que no nos planteamos que alguna vez nos podríamos ver inmersos en algunas de estas situaciones.
                Siempre he oído decir a mis padres que la vida tiene una doble vertiente, que el color de las cosas es distinto dependiendo del prisma con el que miremos, que el vaso de agua se puede ver medio lleno o medio vacío. Todo depende de nuestra actitud para afrontar las cosas. Realmente el ver las cosas sin sentirlas puede ser una forma de protegerse de las desgracias con las que uno camina cada día. Por ejemplo, un médico se enfrenta cada día a la enfermedad, y aunque sabe que la enfermedad es a la salud como el ver a sentir, tiene que enfrentarse a casos tan dramáticos como es la enfermedad terminal de un niño, el sufrimiento de unos padres desolados, y por ello, es necesario para enfrentarse cada día a problemas tan terribles como éstos, formarse una coraza que nos proteja y de alguna manera nos haga que seamos un poco menos sensibles a tanta desgracia. Es un sufrimiento irreversible que no podemos evitar, solamente en el mejor de los casos podemos aliviar o paliar. Por otro lado, las desgracias provocadas por el hombre sí que son evitables y ahí sí podemos actuar para evitarlas, o en el caso de las desgracias naturales, aunque no podemos evitarlas sí podemos actuar para ayudar a los damnificados con la esperanza de que en algunos casos habremos salvado vidas, o habremos evitado males mayores.
                Con ésto quiero decir que aunque percibimos por los sentidos que todos conocemos, hay un sexto sentido, quizás el más importante y decisivo, que es el de la voluntad y actitud ante la vida, que pondría a un mismo nivel el ver y el sentir, ya que sería indiferente que es lo primero:  ¿ver o sentir? , ¿sentir o ver?. No hay más insensible que el que no quiere ver, ni más ciego que el que no quiere sentir y nada más incapacitante que el miedo a actuar.

¿ojos que no ven, corazon que no siente?


Yo, personalmente creo que esta frase tiene
razón pero no siempre, porque si hablas con una persona y te cuenta algo triste
que le haya pasado, te sientes mal. Cuando escuchas las noticias malas de los
telediarios, también. Cuando le cuentas algo malo que ha pasado a alguien y no
lo ha visto en persona, no sufre tanto, en cambio si lo ve en directo lo pasa
mal y sufre.
En cambio, si ocurre algo malo y tiene que
ver algo con una persona y no le lo cuentas, no sufre. Si se lo cuentas pero
sin muchos detalles, tampoco sufre mucho, ya que no sabe realmente lo que ha
pasado.
Por eso creo que no siempre tiene razón,
pero es una frase muy sabia. Es cierto que no es lo mismo vivir una mala experiencia
o que te la cuenten. Si la ves en persona te impacta, la sufres. Pero si te la
cuentan también sufres un poco aunque no tanto.
Luego existen algunas personas que no sufren
con nada, que son insensibles, que una mala experiencia no les afecta… Es
difícil no sufrir con una experiencia como esta, pero ellos pueden no sentir
nada.
También
hay gente que en ocasiones difíciles, no es que no sufran, es que se aguantan
por dentro y hacen como si no hubiera pasado nada. Pero yo creo que eso no es
bueno, no puedes hacerte el fuerte, tienes que hablar con alguien y contarle
todas las cosas que te han pasado, no puedes callártelo.
Yo creo que esta frase no sólo se refiere a
cosas malas sino que también pasa con cosas buenas, con experiencias positivas.
No es lo mismo divertirte tu o pasarlo bien disfrutando algo a que te cuenten algo bueno que ha sucedido o que
han hecho unos amigos.
Cada uno tendrá su propio pensamiento sobre
esta frase, muchas personas coincidirán en el mismo. Esta frase tiene distintos
puntos de vista, el mío es el que he explicado antes.


OJOS QUE VEN, CORAZÓN QUE SIENTE.

Este refrán popular que tantas veces hemos oído decir, pero que tan pocas veces le hemos hecho caso y hemos ignorado, nos transmite que una persona no puede sentir por nada que no ha visto, ya que lo desconoce.

Yo personalmente, estoy de acuerdo con este refrán en su totalidad, ya que sí que es verdad que si no ves algo no lo sientes, pero también es verdad que otra persona que si ha visto algo te lo puede transmitir tal y como ella lo siente y contagiarte ese sentimiento, de modo que, aunque no lo hayas visto, si lo siente tu corazón, aunque no de la misma manera que si lo hubieses visto. Lo sentirías de una manera algo más abstracta, pero como no lo has visto no lo puedes sentir igual que él.

Voy a ejemplificar este refrán para que se entienda lo que quiere decir exactamente y de una manera más clara.

Un buen ejemplo de este refrán, sería que en una noticia veamos un asesinato que ha pasado lejos de nuestro alrededor, y por ese mismo motivo no nos importa mucho o decimos “¡qué pena!” pero se nos olvida a los cinco minutos de haberlo escuchado, como no lo hemos visto, no lo sentimos. Pero para que se cumpliera este refrán, lo primero es sentirlo con el corazón e imaginar cómo lo tiene que estar pasando la familia de la persona que ha sido asesinada y una vez que lo hayamos sentido, ahora sí que comprenderemos a esa familia triste.

Otro buen ejemplo sería una persona que ha engañado a su novio/a con otra persona y si ésta no lo ha visto, al principio no va a sentir nada por ese engaño que tanto le dolería si supiese de su existencia, pero poco a poco va a sentir el corazón de la persona que ha engañado y pueden parar dos cosas: la primera es que poco a poco se le vaya notando a la persona que ha engañado, en su forma de actuar o en su forma de comportarse con su pareja o la segunda es que por los remordimientos que te cause ese engaño a tu pareja termines diciéndoselo y pidiendo perdón. Por eso muchas veces es mejor no saber las cosas que te pueden hacer daño o esperar un tiempo hasta que el dolor sea menor y entonces poder decírselo a esa persona afectada.

Pero para verificar este refrán del todo, digamos: " ojos que ven, corazón que siente", es la misma frase pero positivamente. En esta frase vemos que es cierta también, por los que si ves algo lo sientes.

De este modo concluyo esta disertación diciendo que este refrán es cierto y estoy de acuerdo con él.

DESTAPA TUS OJOS
El mundo es muy grande. Es muy grande,  y está muy lleno de gente. Y a esta gente le ocurre, nos ocurren, muchas cosas a lo largo de un solo día. La televisión, la radio y todos los medios de telecomunicación nos informan día a día de las noticias que ocurren en el mundo que nos rodea, del que formamos parte. Algunas de estas noticias (más bien la gran mayoría), no nos afectan para nada, o al menos directamente. Es ya costumbre ver las reuniones de los políticos de todo el mundo, que intentan decidir qué hacer con una economía del primer mundo que se está desplomando en algunos países y que a su vez, están arrastrando a otros con ellos. Pero esto, a la gente como yo, con mi edad y con mis preocupaciones personales, ni nos afecta para nada, ni nos asusta mucho. También hay y siempre ha habido noticias sobre conflictos, guerras, dictadores,…, buenas y malas. Tal vez han firmado un tratado de paz, o tal vez se han declarado la guerra; tal vez ha subido al poder o se mantiene en él un dictador con mano de hierro que no duda en asesinar para mantener el control sobre su pueblo, o tal vez lo han conseguido derrocar. Pero el caso es que todos estos sucesos, mejores o peores, apenas afectan a personas como yo, que vivimos tranquilamente en un país con una democracia bastante buena, en la que la libertad no se ve restringida y en la que las personas tienen derechos, y con ellos sus convenientes deberes. No vemos las cosas que van más allá de las fronteras de nuestra propia vida, porque, como he dicho, estos sucesos no nos afectan. Podemos poner la cara tan larga como queramos cuando oímos que han puesto una bomba en algún país de Oriente Medio, o que un convoy  armado ha arrasado un barrio de una ciudad cuyo nombre ni siquiera nos suena, o que algunos pueblos del norte de África siguen peleándose contra ellos mismos aún después de haber caído un régimen dictatorial; pero como a nosotros no nos afectan estos hechos…Es más, si no los conociéramos, viviríamos tan tranquilos y acomodados como lo hacemos ahora. Alguien puede pensar: “No es cierto lo que dices; la gente reacciona ante este tipo de cosas”, y yo no le llevaría la contraria. Tan solo puntualizaría un pequeño detalle: solo alguna gente reacciona, solo a alguna gente le preocupa de verdad lo que pase, como he dicho antes, fuera de las fronteras de su propia vida. Todo esto se resume en el refrán que dice:”Ojos que no ven, corazón que no siente”; es decir, lo que no vemos, no nos afecta.
Pero, ¿y si lo planteáramos al revés? Me explico: ¿y si fuese “Corazón que no siente, ojos que no ven”? ¿Es capaz el corazón (o nuestros sentimientos) de cerrarnos los ojos ante aquello que nos duele o nos incomoda?                            Creo que si interpretamos estas preguntas en el sentido de que apartamos la mirada al ver algo que nos remueve por dentro, sí. ¿Quién puede mirar a los ojos a ese mendigo o mendiga que se pone delante de un supermercado pidiendo limosna para sus hijos? ¿Quién no aparta la mirada cuando se cruza con un senegalés (por ejemplo) que va vendiendo discos por los bares, o películas, o pulseras y relojes,…? Yo no. Yo aparto la mirada. Y me siento mal; muy mal. Porque cuando me cruzo con cualquiera de estas personas no siento repulsión ni miedo, sino vergüenza y desasosiego. Siento como si algo dentro de mí se removiese. Y creo que este algo es la esperanza de estas personas. Este algo es nuestra conciencia, a la que muchas veces anulamos al ver estas situaciones tan cercanas y comunes para no sentir dolor ni pena. Si fuésemos capaces de levantar la mirada hasta sus ojos y ver más allá de la máscara exterior que les ponemos a todas estas personas; si fuésemos capaces de aceptar que esa persona que tenemos delante  no es tan diferente a nosotros; si fuésemos capaces de ponernos en su pellejo, en su situación,…todas esas injusticias irían desapareciendo poco a poco. Nuestras conciencias no tendrían que sanar más sus heridas, y nuestro corazón no sufriría como lo hace al ver la delgadez de este senegalés, ni las fotos de los hijos de estas personas pegadas en un cartón con un mensaje de socorro en él. Nunca podremos cambiar el mundo si sólo un millón de personas de las casi nueve que somos se dan cuenta de esta realidad. Pero, si nadie cerrara el corazón y apartase la mirada, si todos dejásemos libres a nuestra conciencia,  tal vez sí que fuésemos capaces. Llevaría tiempo y muchos sacrificios personales, pero valdría la pena. Y, ¿quién sabe?; tal vez pudiésemos parales los pies a estos dictadores, o liberar a muchos otros pueblos que siguen oprimidos, o hacer que los Derechos Humanos se cumplan para todas las personas por igual,…
Sería maravilloso, pero uno recoge lo que siembra. Si nos quedamos de brazos cruzados en casa, todo el día con el ordenador, o con la consola, o con la “tele” esperando que lo haga otro, el mundo lo lleva claro. Todo seguirá igual; nosotros seguiremos siendo como esas piedras, impasibles e inamovibles, que ven pasar el mundo ante ellas sin hacer nada. Perderemos nuestra capacidad más humana: la de amar. Y no podemos permitirlo. Ni por nosotros, ni por el mundo. Tenemos que ser capaces de hacerle frente a ese dolor y vencerlo sin rendirse bajando la mirada, de ofrecerle al mundo nuestro pequeño y necesario granito de arena. Quítate esa venda de los ojos que te tapa la realidad que tienes delante; rasga la tela de la comodidad y la seguridad de tu rutina, y…mira. Pero sobre todo, reacciona.

SIENTE LO QUE SIENTAS

Sentir y ver, pensemos un poco. Son dos verbos que están relacionados en la mayor parte de nuestras acciones.

Cuando nosotros vemos, sentimos, veamos lo que veamos aflora un sentimiento en nosotros (alegría, pena, esperanza…). Unas veces mas que otras, está claro, pero ¿No crees que si existe alguien que no siente cualquier sentimiento, por menor que sea, es un ‘’problema’’? Problema, en el aspecto de que si alguien lo único que se le pasa por la cabeza es la indiferencia, ¿Es bueno? ¿Es bueno tener cerca de una persona que no siente nada cuando ve una acción de tristeza o alegría?

Nos encontramos en una sociedad en la que una inmensa cantidad de jóvenes que no respetan a personas mayores, mendigos, personas con discapacidades, aspectos físicos, etc. ¿Deberíamos preocuparnos por estos comportamientos? Mi respuesta es sí, si los sentimientos que sienten estas personas hacia las nombradas, es de repugnancia y para ellos son como objetos ¿Qué pasará cuando sean adultos? La sociedad necesita más sensibilidad de la existente.

Ver, es sentir, pero ¿No ver es, no sentir? ¿Ojos que no ven corazón que no siente?

¿Crees que una persona ciega no siente? Con los ojos se ve, con el corazón se siente. Si es verdad que a veces es mejor no ver para sentir un sentimiento no deseado y que no pueda llegar a hacer el daño que pueda causar, puesto que viendo se pueden interpretar las cosas de muchas maneras pero intenta sentir sin ver ¿Notas algo diferente?

Incluso creo que, en determinados momentos, podríamos llegar a sentir con mayor fuerza sin ver, por aquello de no guiarnos por lo superficial.

Así que, partiendo del refrán ‘’Ojos que no ven corazón que no siente’’, intentemos sentir lo que de verdad necesitamos o debemos sentir, muestra los sentimientos y no escondas lo que puede algún día hacerte explotar, veas o no veas.

“ Cuando quieres ver, el corazón siente”.

El refrán “ojos que no ven, corazón que no siente” es un refrán que todos conocemos, y que alguna vez hemos experimentado, o no.
Yo desde mi punto de vista pienso que está equivocado, pero por una sencillísima razón, los ojos y el corazón son dos cosas muy distintas, polos opuestos, pero que por algún extraño motivo se complementan. Esto quiere decir que necesitamos los ojos en cierta medida para sentir, pero…
¿Siempre hay que ver para sentir? Aquí está el porque de lo que yo pienso:
El refrán que todos conocemos no es del todo acertado porque no siempre hay que ver para sentir, cuando alguien que tu conoces está sufriendo, pero se encuentra lejos, no hace falta que veas como sufre, con sólo saberlo ya sientes  angustia, opresión en el pecho, te falta el aliento…  estás sintiendo, pero sin ver.
Un ejemplo muy sencillo que confirma el refrán son las noticias, cuando tú ves una noticia sobre el calentamiento global, o sobre las guerras, sientes. También sientes cuando lees un texto emotivo, o simplemente estás mirando un paisaje bonito y que transmite serenidad.
Para mi sería más correcto “cuando quieres ver, el corazón siente” muchas de las veces nos evadimos de la realidad, la dejamos pasar delante nuestra como si no nos importara, y solamente porque echar un vistazo a esa realidad, puede provocar sentimientos indeseados, que no queremos vivir, sentimientos desagradables…
En mi opinión pienso que un corazón siente en todo momento, siempre tendremos recuerdos que nos provocan felicidad, tristeza, deseo, anhelo… Siempre tendremos algo en nosotros que no se podrá explicar de ninguna forma, pero que no necesitaremos ver para poder sentir.
Cada cosa que hagamos va acompañada de un sentimiento, cada cosa, porque estamos hechos así, con sentimientos y yo digo que, nada ni siquiera el ver o el no ver puede retener el  sentir.

sentir para vivir

Buscando la relacion entre la razon y el sentimiento, me he dado cuenta de que son dos conceptos que no puedes separar, que son como el Sol y la Luna, aparentemente antagónicos, pero que se compenetran perfectamente para formar un dia, y que si las juntas, pueden crear algo maravilloso. Tenemos una permanente lucha 'cabeza-corazon', y no nos damos cuenta de que las mejores decisiones son los hechos a partir de ambas. Necesitamos ver, darnos cuenta de la vida en la que estamos, mirar a los lados y entenderlo todo, y fijarnos en cada detalle esta acompañado de un sentimiento, que te nace de dentro, y te remueve todo el cuerpo, y ese sentimiento es tan poderoso que es capaz de controlar tu cuerpo, de ganarle el pulso a la razón y manejarte, tiene el poder de hacerte sonreir, llorar, gritar, incluso paralizarte o hacerte temblar, y eres incapaz de controlarlo. Porque hay realidades a las que la razón no llega, son demasiado profundas. Sin embargo, la razon tira de los sentimientos, necesitamos ver para sentir, darnos cuenta de lo que tenemos, y de lo que hay en la vida, necesitamos vivir, probar y experimentar, para llegar a sentir una mínima parte de lo que sienten otros. El juez Emilio Calatayud mantiene la teoría que para corregir un mal acto, hay que hacer que la persona se de cuenta de la situación , que le crezcan los sentimientos a partir de la experiencia, de vivir todas las realidades existentes. El sentimiento, es tan abstracto que es imposible expresarlo con palabras, ¿Por qué? Porque es tan profundo, que llega a una extrema subjetividad, es tan fuerte que no puedes decirlo claramente tal y cómo es, porque cada uno lo vive de una manera. ¿Sentimos a partir de lo que vemos, o vemos a partir de lo que sentimos? Somos capaces de dejarnos guiar por lo que sentimos, ¿Error o acierto? Es un error digno de cometer, y un acierto incompleto. Somos incapaces de tener una objetividad completa, lo que nos muestra que vemos a partir de lo que sentimos.

OJOS QUE NO VEN, IMAGINACIÓN QUE TE TRAICIONA


Ojos que no ven, imaginación que te traiciona:

¿Acaso el corazón necesita ojos para sentir…?
Partiendo de la frase “ojos que no ven, corazón que no siente” podemos sacar como resumen que si no ves algo o no te enteras de algo no sufres por ello, es decir, tu corazón no siente nada de lo que pasa, porque simplemente lo desconoce.

Hay veces que es mejor no decir toda la verdad a alguien ya que de esa manera le evitaremos un posible sufrimiento que tal vez no sea necesario. Pero hay otras veces que por cobardía o egoísmo hay cosas que preferimos no ver para no lamentarnos por ello: el hambre en el mundo, las injusticias sociales, un engaño amoroso… Sea cual sea el caso, lo cierto es que “ojos que no ven, corazón que no siente”.

En contraposición un poco a esto, muchas veces, centrándome en el tema del amor o los celos, cuando no vemos algo nuestra imaginación comienza a funcionar y a maquinar suposiciones de lo que a lo mejor puede estar pasando en ese momento, y hay que admitir que la mayoría de veces que se pone en marcha nuestra imaginación es para mostrarnos una realidad equivocada y negativa. Por eso yo he elegido este título, porque creo que ojos que no ven en ocasiones puedes hacer que nuestro corazón sienta un dolor inexistente por culpa de nuestra imaginación.

            Ahora bien, ¿y si el refrán no se refiriera a los ojos de la cara, sino a los del corazón propio? Las cosas cambiarían bastante ya que los ojos del corazón son lo más puros y a la vez los más ciegos, a veces los sentimientos que experimentamos hacia una persona pueden hacernos cambiar los ojos de nuestro corazón y eso modifica la visión hacia un objeto o una persona. Un claro ejemplo es cuando tu sientes un amor grande por una persona y no quieres ver, con los ojos del corazón, las cosas malas que puede estarte haciendo a la espalda o las imperfecciones físicas que tenga porque tu corazón ya las ha convertido en fallos perfectos. Es por eso que la gente de fuera puede ver con distintos ojos un objeto o a una persona que tú puedes tener un concepto completamente distinto debido a que lo miras con los ojos del corazón.

            Vivir bajo esta frase es como vivir engañado, ya leyendo entre líneas se te está ocultando una realidad que tienes derecho a ver y a conocer, y que dolerá el doble si llega hasta tus oídos por otras personas pasado un tiempo.  Por eso es mejor ver y que duela a oír y que mate.

Mª del Mar Olmedo Reinoso.