domingo, 11 de diciembre de 2011

El Dilema: ¿Qué es primero la percepción o el sentimiento?

Cuantas veces hemos oído a multitud de personas decir que “ojos que no ven, corazón que no siente”.  El ver es a sentir como el ver a mirar, el oír a escuchar, el huevo a la gallina. ¿Qué es primero ver o sentir? Todos sabemos que percibimos a través de los cinco sentidos, y cuando tenemos delante un estímulo se inicia una sucesión de procesos y reacciones en el cuerpo que nos terminan provocando un abanico de sensaciones y emociones infinitas que cada persona vive de manera muy diversa, reaccionando de manera positiva o negativa ante el mismo.   
                Los medios de comunicación nos transmiten cada día multitud de información que somos incapaces de procesar, con más noticias malas que buenas, sobre las miserias que asolan nuestro mundo, desastres naturales como terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis…, desastres provocados por el hombre como las dichosas guerras que nos acompañan a la hora de la comida en países lejanos que muchas veces nos cuesta situar en el mapa del mundo, crímenes, robos, violencia de género, etc. Pero todo esto, a pesar de ser tan dramático, nos toca tan de lejos que no nos planteamos que alguna vez nos podríamos ver inmersos en algunas de estas situaciones.
                Siempre he oído decir a mis padres que la vida tiene una doble vertiente, que el color de las cosas es distinto dependiendo del prisma con el que miremos, que el vaso de agua se puede ver medio lleno o medio vacío. Todo depende de nuestra actitud para afrontar las cosas. Realmente el ver las cosas sin sentirlas puede ser una forma de protegerse de las desgracias con las que uno camina cada día. Por ejemplo, un médico se enfrenta cada día a la enfermedad, y aunque sabe que la enfermedad es a la salud como el ver a sentir, tiene que enfrentarse a casos tan dramáticos como es la enfermedad terminal de un niño, el sufrimiento de unos padres desolados, y por ello, es necesario para enfrentarse cada día a problemas tan terribles como éstos, formarse una coraza que nos proteja y de alguna manera nos haga que seamos un poco menos sensibles a tanta desgracia. Es un sufrimiento irreversible que no podemos evitar, solamente en el mejor de los casos podemos aliviar o paliar. Por otro lado, las desgracias provocadas por el hombre sí que son evitables y ahí sí podemos actuar para evitarlas, o en el caso de las desgracias naturales, aunque no podemos evitarlas sí podemos actuar para ayudar a los damnificados con la esperanza de que en algunos casos habremos salvado vidas, o habremos evitado males mayores.
                Con ésto quiero decir que aunque percibimos por los sentidos que todos conocemos, hay un sexto sentido, quizás el más importante y decisivo, que es el de la voluntad y actitud ante la vida, que pondría a un mismo nivel el ver y el sentir, ya que sería indiferente que es lo primero:  ¿ver o sentir? , ¿sentir o ver?. No hay más insensible que el que no quiere ver, ni más ciego que el que no quiere sentir y nada más incapacitante que el miedo a actuar.

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