domingo, 11 de diciembre de 2011

Déjate llevar y no cierres los ojos

Ojos que no ven… corazón que no siente. Esos ojos que no ven son los de aquellas tantas personas que no quieren ver, que no son capaces de aceptar la realidad, que les duele hasta pensarlo, que no quieren darse cuenta que esta pasando lo que no se podrían ni imaginar de no saberlo… y se refugian ahí para no sufrir, en la mentira, en la ceguera, en el no creer, ni siquiera lo piensan, con tal de que no les duela, para que el corazón no sienta que esta viviendo un engaño.

Me parece de cobardes no plantarle cara a los problemas, no levantarse después de una caída, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no ser capaz de ver lo que pasa a tu alrededor por no sufrir tú. Eso es lo que hacemos al taparnos los ojos. Somos egoístas con nosotros mismos y con los demás.

También puede pasar que realmente esa persona no se haya enterado de que ha ocurrido algo, que puede ser bueno o malo, pero de no saberlo no siente ni pena ni alegría, no siente nada. Es muy común hacerlo con los niños pequeños, ocultarle la enfermedad de algún familiar, la pérdida de alguien cercano, o cualquier otro tema importante que no es necesario que se enteren.

Pero con lo que más relaciono esa frase de, ojos que no ven, corazón que no siente, es con el tema del amor. Dicen que el amor ciega, pero también es verdad que no hay más ciego que el no quiere ver.

Es muy frecuente en parejas, en personas que se enamoran de otras… que pasen cosas que se oculten, que alguno de los dos engañe al otro, que haya alguien en medio, que cuando no estén juntos sean diferentes a cuando si lo están, que en realidad no quieran tanto como le muestran a esa persona.

Nos enamoramos de la persona equivocada, esa que tiene novio, de la imposible, por la diferencia de edad, de la que solo ves en verano y luego estas todo un invierno a miles de kilómetros, de aquella con la que ya pasó algo y no acabo muy bien, de la inapropiada… y que por mucho que sean tus amigos, y tengas confianza con ellos, no se lo puedes decir. Así estas afirmando esta frase, ellos no lo saben, no pueden sentir nada si se lo ocultan. Pero a ellos le pueden estar pasando lo mismo contigo. Por eso tienes que ser valiente, no dejar que los demás no vean algo que está en tus manos que vean o no, arriésgate, que el que no arriesga no gana, no dejes de hacer cosas porque luego te puedes arrepentir de no haberlas hecho cuando ya es demasiado tarde, déjate llevar y no cierres los ojos, olvídate de lo malo, aprende de los errores y repite lo que te hizo reír.

Hay que ser fuerte, y aceptar lo que este pasando o lo que estés viendo, porque así serás más sincero contigo mismo y con los demás, y las cosas guiadas por los sentimientos no suelen salir mal. Abre bien los ojos, deja que tu corazón actúe y actúa en consecuencia.

Lucía Guerrero Macías

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