domingo, 11 de diciembre de 2011

LA IGNORANCIA ES SORDA

“Ojos que no ven, corazón que no siente”, un refrán que seguramente todos habremos escuchado alguna vez y con bastante razón, ya que si no conocemos un hecho o no percibimos un suceso, no podemos de ninguna manera cosechar ningún sentimiento hacia ese hecho o suceso. Pero, y si se nos ocurriese darle la vuelta al famoso dicho?. Obtendríamos lo siguiente: “Corazón que no siente, ojos que no ven”, y lo curioso es que tendría también un mensaje con mucha razón: si algo no llama nuestra atención o no nos produce ningún sentimiento, nos pasa desapercibido.

Se dan muchas situaciones en las que se aplica el primer refrán, cuando a alguien no le contamos toda la verdad para que no se sienta triste por ejemplo, es decir, cuando mentimos. Pero el refrán modificado también cobra vida en nuestro día a día. Con frecuencia escuchamos y vemos tragedias por medio de los telediarios, periódicos y radio, pero parece ser que hemos sido inmunizados, ya que lo único que hacemos es hacer un comentario diciendo la pena que sentimos al escuchar la mala noticia, porque… no es lo mismo verla que vivirla.

Cuando abrimos el periódico y miramos las esquelas, generalmente no nos produce ningún tipo de sentimiento, incluso podemos sentir indiferencia. Pero si echamos una ojeada detrás del trozo de papel donde está escrito el nombre del fallecido, podremos observar a una familia destrozada por la pena. Aunque, como antes he dicho, no es lo mismo verlo que vivirlo. Si nos ocurre la desgracia de que un familiar muere, seguramente nos encontraremos en la misma situación que la familia descrita anteriormente.

Entonces, ¿que refrán se adapta mejor a la realidad?. Los dos son muy parecidos en un papel, pero tienen significados muy diferentes. Si aplicamos los dos refranes a una mala noticia que ha ocurrido nos dicen lo siguiente:

-Con el primero al no tener conocimiento de que haya pasado , no nos produce ningún sentimiento.

-Con el segundo al sernos indiferente, no le daremos importancia, quizás nos entre por un oído y nos salga por el otro.

En conclusión, podríamos decir que los dos refranes tienen el mismo grado de razón, aunque ante un mismo hecho, nos darán diferentes resultados según al aplicarlos.

Pero, refiriéndonos al primer refrán, ¿podríamos decir que la ignorancia conduce a la felicidad?. Es un tema que daría mucho de que hablar, porque verdaderamente el no enterarnos de malas noticias nos evita sufrimiento y nos hace ganar felicidad, porque la ignorancia es sorda, pero ¿podría una persona ignorante ser verdaderamente feliz si no puede libremente escoger cuál es su camino hacia la felicidad?. Aún así, aunque estuviésemos viviendo en ignorancia y fuésemos mucho más felices, nos perderíamos muchas cosas preciosas que da la vida, y eso también sería muy triste. ¿Es verdaderamente feliz el pájaro enjaulado y bien cuidado que no conoce el mundo exterior?¿Y si lo conociese?

Entonces, no ver, no sentir algunas cosas en casos concretos puede que nos ayudase a ser más felices, pero no puede servir de pretexto para ser indiferente a la vida que siempre tiene su cara y su cruz.

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