domingo, 13 de noviembre de 2011

LA GRAN CARRERA


LA GRAN CARRERA
           
La muerte según el diccionario es, en esencia, un proceso terminal que consiste en la extinción del proceso homeostático de un ser vivo y, por ende, concluye con el fin de la vida. Esta es uno de lo muchos significados que tiene la muerte. Pero centrándonos en lo que a mí me toca, la muerte no es sólo una definición en el diccionario, la muerte es una meta, la meta con la que nada más nacer estamos destinados a alcanzar. Por esto, en mi opinión, tienes que intentar alargar la carrera de tu vida todo lo que puedas, disfrutar de los buenos momentos y retenerlos, sacarle el lado positivo a los malos momentos o si no lo tienen intentar olvidarlos… Esta carrera está obligada a correrla todo el mundo, y para mí el final de cada carrera lo determina Dios.

Esta primera parte se podría situar, teniendo en cuenta los pilares de la ciencia, en la “La Teoría Teológica que los científicos hacen sobre la vida y la muerte. Como Dios es el que actúa en este factor y es por decirlo de alguna manera el que decide si pasamos después de la muerte a un lugar cuya paz es indescriptible o a la mayor infelicidad posible.

La muerte en las personas es algo cruel, ya que impide seguir disfrutando de los placeres de la vida; de tu familia,  de ver crecer a los tuyos, de compartir más risas, más malos sabores de boca, de vivir nuevas experiencias… nunca es demasiado tarde para morir, ni demasiado pronto para vivir.

Vivir… vivir… ¿estamos aprovechando todos los instantes que nos regala la vida? Tenemos que tener claro que vivir por y para nosotros mismos, es como vivir una vida ya muerta. Y que la muerte esta a la vuelta de la esquina; día tras día nos despertamos y la muerte puede estar esperándonos en aquel semáforo que cruzamos sin mirar, en aquel coche que iba a más velocidad de la debida, en aquellas acciones que hacemos rutinariamente. La muerte nos rodea, está en todos lados presente por eso hay que andarnos con pies de plomo, reír fuerte, amar intensamente y darle todo lo bueno que tienes a las personas que te rodean.

Este es un buen momento para recordar la siguiente frase: “Vive tu vida de forma que cuando mueras tú sonrías y todos a tu alrededor lloren”, y eso es lo que más asusta de la muerte, que nadie te recuerde cuando te marches.

La muerte causa un vacío en el alma o en el corazón, o incluso en los dos sitios, es la ausencia de alguien amado y que ya nunca más podrás volver a amar carnalmente. Esa persona se va y lo único que deja son recuerdos en las demás personas, por eso vuelvo a hacer hincapié en que los recuerdos que deben permanecer sólo sean buenos, como actos de cariño, actos de solidaridad, actos de hacer bien las cosas, actos de serenidad contigo mismo, actos familiares, actos acogedores, actos inolvidables… donde se vea lo mucho que te dabas a la gente que te rodeaba y lo agradecido que estás a ellos por haberte dado la oportunidad de haber corrido esa carrera junto a ellos.


Ahora mismo nos miramos, y nos vemos jóvenes y fuertes, pero mira mejor, más allá de ti, donde el egoísmo y el egocentrismo no alcanzan. Ves a personas, cercanas o no, frágiles, ves como Dios está apunto de dejarles traspasar la línea de meta, y se cierra el estomago y sientes un  vacío…. Y ahí es cuando te das cuenta que tienes que hacerles vivir, en los últimos kilómetros que puedan llegar a correr, los mejores momentos posibles, darles todo tu cariño.

           Con esta disertación me gustaría deciros que tenemos que empezar desde ya a hacer felices a las personas que queremos, desde ya a levantarnos con una sonrisa y un beso para ellas, desde ya a ser felices al máximo, desde ya a no encerrarnos en nuestros problemas de adolescentes, desde ya a saber apreciar lo que tenemos, desde ya a soportar esos consejos que nos resultan irritantes o inútiles, desde ya… a sacarle el máximo partido a nuestra carrera, ya que es la única y la última que podremos compartir con nuestra gente.



María del Mar Olmedo Reinoso.

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