domingo, 18 de marzo de 2012

Relativa y abstracta


Hablar de libertad es como hablar de la capacidad de elegir. También de una sensación, o una situación, una época… ¿Somos libres? ¿Quién es libre?
Desde que nacemos, estamos encadenados a una serie de condicionantes que nos impiden hacer todo. Pero una cosa es ser libre y otra es sentirse libre. Y el sentirse libre es lo que cada uno va haciendo con sus decisiones. Existe una libertad diferente para cada uno, por eso no podríamos comparar entre dos personas. Pero hay una libertad que una persona siempre, siempre, este en la situación en que esté, va a tener. La  libertad para elegir como actuar, como reaccionar o como será su actitud frente a la vida, y la diferencia puede estar, en saber verla.
Porque pasa nuestro tiempo, incansablemente, y nos vamos enfrentando al mundo, y con nuestra voluntad y a nuestro juicio, elegimos nuestro camino, obramos de una forma u otra, y así decidimos nuestra propia libertad.
Es verdad que muchas veces hay personas detrás de nosotros diciéndonos qué hacer, pero aún así seguimos teniendo libertad. Es como hablar de un preso, obligado todas sus horas a hacer determinadas cosas, sin casi un respiro. Incluso éste, puede sentirse libre, porque puede decidir si desplomarse y abandonar, si  aguantar el chaparrón, o si adoptar una actitud de lucha, y búsqueda de una esperanza futura.
Pero también, podemos hablar de la falta de este sentimiento de libertad en una persona. Alguien que no tiene esa capacidad para decidir su actitud. Alguien, libre o no, que se siente preso. Podría ser cualquiera, encontrarse en esa agobiante situación en que se nublan todos los pensamientos y todo cae a su alrededor, porque la libertad es más importante de lo que pensamos, y con ella la independencia. Las personas, llegado un punto, necesitan esa sensación, es como un pájaro que necesitase sus alas y estuviera atado, pero es peor, porque es un sentimiento interno, no es nada físico. Es tan abrumador que deja de haber una luz al final del túnel, que se hace tan largo y gris… Puede ser una época solo, un sentimiento, pasajero o no, una situación concreta… o durar más de lo soportable en una persona.
¿Es libre una persona  que decide morir? Cuando su vida llega a un punto en que admite que no hay un futuro cercano, que quiere acabar ya… ¿Existe realmente libertad?  Si con impresionante tranquilidad  habla de su cercana muerte… ¿es libre o está preso?
¿Está relacionada la libertad con la felicidad? Claro, es lógico pensar que en la misma medida que alguien es feliz, es libre. ¿Una persona que no es feliz puede ser libre? Estas preguntas son difíciles de contestar, porque hablar de libertad es hablar de algo abstracto, además, nunca hablar de los sentimientos fue fácil.
Yo creo que esta libertad es tan relativa, que no podríamos agruparla, es decir, hablar de personas libres o no. Quizá de situaciones de libertad, de sensaciones, pero es un sentimiento tan profundo y relativo, que tampoco podría describirse ni razonarse.
“Como el sol cuando amanece yo soy libre, como el mar… Libre, como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar”- ¿será tan fácil?
Por último, en un aspecto más positivo, la libertad se puede conquistar.
Nadie ha dicho que sea fácil, pero todo lo que merece la pena cuesta conseguirlo. Asique,  ¿por qué no? Búscala y disfrútala en la mayor medida posible.

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