Hablar de libertad es como hablar de la capacidad de elegir.
También de una sensación, o una situación, una época… ¿Somos libres? ¿Quién es
libre?
Desde que nacemos, estamos encadenados a una serie de
condicionantes que nos impiden hacer todo. Pero una cosa es ser libre y otra es
sentirse libre. Y el sentirse libre es lo que cada uno va haciendo con sus
decisiones. Existe una libertad diferente para cada uno, por eso no podríamos
comparar entre dos personas. Pero hay una libertad que una persona siempre,
siempre, este en la situación en que esté, va a tener. La libertad para elegir como actuar, como
reaccionar o como será su actitud frente a la vida, y la diferencia puede
estar, en saber verla.
Porque pasa nuestro tiempo, incansablemente, y nos vamos
enfrentando al mundo, y con nuestra voluntad y a nuestro juicio, elegimos
nuestro camino, obramos de una forma u otra, y así decidimos nuestra propia
libertad.
Es verdad que muchas veces hay personas detrás de nosotros
diciéndonos qué hacer, pero aún así seguimos teniendo libertad. Es como hablar
de un preso, obligado todas sus horas a hacer determinadas cosas, sin casi un
respiro. Incluso éste, puede sentirse libre, porque puede decidir si
desplomarse y abandonar, si aguantar el
chaparrón, o si adoptar una actitud de lucha, y búsqueda de una esperanza
futura.
Pero también, podemos hablar de la falta de este sentimiento de
libertad en una persona. Alguien que no tiene esa capacidad para decidir su
actitud. Alguien, libre o no, que se siente preso. Podría ser cualquiera,
encontrarse en esa agobiante situación en que se nublan todos los pensamientos
y todo cae a su alrededor, porque la libertad es más importante de lo que
pensamos, y con ella la independencia. Las personas, llegado un punto, necesitan
esa sensación, es como un pájaro que necesitase sus alas y estuviera atado,
pero es peor, porque es un sentimiento interno, no es nada físico. Es tan
abrumador que deja de haber una luz al final del túnel, que se hace tan largo y
gris… Puede ser una época solo, un sentimiento, pasajero o no, una situación
concreta… o durar más de lo soportable en una persona.
¿Es libre una persona que
decide morir? Cuando su vida llega a un punto en que admite que no hay un
futuro cercano, que quiere acabar ya… ¿Existe realmente libertad? Si con impresionante tranquilidad habla de su cercana muerte… ¿es libre o está
preso?
¿Está relacionada la libertad con la felicidad? Claro, es lógico
pensar que en la misma medida que alguien es feliz, es libre. ¿Una persona que
no es feliz puede ser libre? Estas preguntas son difíciles de contestar, porque
hablar de libertad es hablar de algo abstracto, además, nunca hablar de los
sentimientos fue fácil.
Yo creo que esta libertad es tan relativa, que no podríamos
agruparla, es decir, hablar de personas libres o no. Quizá de situaciones de
libertad, de sensaciones, pero es un sentimiento tan profundo y relativo, que
tampoco podría describirse ni razonarse.
“Como el sol cuando amanece yo soy libre, como el mar… Libre, como
el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar”- ¿será tan fácil?
Por último, en un aspecto más positivo, la libertad se puede
conquistar.
Nadie ha dicho que sea fácil, pero todo lo que merece la pena
cuesta conseguirlo. Asique, ¿por qué no?
Búscala y disfrútala en la mayor medida posible.
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