Hoy día mucha gente diría que nuestra vida es mucho
más fácil que antes. Numerosas máquinas y complejos artefactos son utilizados
para realizar los trabajos más duros y complicados. Las distancias no suponen
ninguna barrera para nosotros, pues tenemos avanzados medios de transporte
capaces de llevarnos al otro lado del mundo en cuestión de horas. Las
relaciones sociales no son lo mismo, dos personas pueden ser pareja viviendo a
cinco horas de distancia, y facilmente podemos conservar una amistad que
hicimos en un viaje gracias a las redes sociales. ¿Quién se atrevería a decir
que algo va mal?
La tecnología ha experimentado un inmenso desarrollo
en las últimas décadas, la información viaja como una epidemia de hogar en
hogar, de ciudad en ciudad, de país en país a una velocidad inimaginable. Al
mediodía en España podemos saber lo que ha ocurrido esa misma mañana en China.
Pero en el increible viaje de la información se desprenden numerosos fragmentos
que pueden resultar cruciales. Los medios de comunicación social son los
encargados de transmitirnos lo que ocurre en el mundo, de contarnos como se
desarrollan los acontecimientos más allá de las fronteras de nuestro entorno,
pero la cuestión es, ¿son objetivos? Una noticia, como tal, debe de ser
objetiva, pero cuando ha llegado a nosotros ha pasado por tantas manos que es
imposible que no varíe aunque sea en una pequeña parte. Actualmente en España
nos regimos por una monarquía paralamentaria, y la democracia ocupa un
importantísimo papel en nuestra sociedad. En contraposición con la dictadura
vivida por generaciones anteriores, nosotros gozamos de libertad de expresión,
y la censura ha sido practicamente erradicada. Pero no nos engañemos, seguimos
siendo víctimas de engaños día tras día, y aunque a la gente se le permita
expresarse, hay determinados asuntos que sencillamente no salen a la luz porque
no interesan. Es fácil encontrar ejemplos a este respecto. ¿Cuántas malas
noticias podemos presenciar al día en los informativos? ¿Cuántas buenas? La
realidad es que hay tantas buenas o más que malas, pero las malas venden más.
Los medios de comunicación no tienen como prioridad proporcionar una
información fiable y limpia, sino que son un negocio más.
No solo se pueden observar ejemplos en los
informativos. Miremos la ropa que llevamos puesta. Las grandes multinacionales
hacen propaganda de la calidad de sus productos, de sus ofertas, de sus
instalaciones… Nunca mencionan las fábricas instaladas en paises
subdesarrollados, con obreros que trabajan excendiendo la máxima jornada
laboral permitida, recibiendo sueldos por debajo de lo legal para mantener a
numerosas familias. Este mundo sigue siendo una gran pirámide de poder y
riqueza, y aunque la tecnología de la información podría mostranos todo, solo
nos muestra la cima, sin hacer apenas referencias a los que sostienen dicha
edificación.
Nosotros
solo somos marionetas. Nos movemos por lo que nos cuentan, formando parte de un
modelo establecido, fabricados en serie, sin ser conscientes de la realidad
pero creyendo que lo somos. Hoy día la tecnología se utiliza como medio para
explotar a los más pobres y así garantizar la supremacía de una minoría más
rica. En el momento en pueda usarse para igualarnos, entonces podrá hablarse de
avances tecnológicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario