domingo, 29 de abril de 2012

Ciencia y Tecnología: Subjetivamente objetivas


A lo largo del tiempo el ser humano se ha cuestionado si realmente somos únicos y, en cierto modo, superiores al resto de especies. Hoy día cualquiera contestaría con una respuesta afirmativa. Desde luego es un hecho que parece más que evidente. Pero, ¿qué nos hace tan especiales?
Comúnmente asociamos el término “instinto” al de “animal”. Y la verdad es que no se va muy desencaminado. El resto de especies animales se mueven y viven mediante instintos, ya bien sea para reproducirse u obtener comida, no son conscientes de lo que ocurre a su alrededor, se dejan llevar por dichos instintos. Aquí aparece la clave: ser conscientes. La conciencia. En ella reside la gran diferencia del ser humano. En contraposición a cualquier otro ser vivo, el ser humano posee esta cualidad, tiene conocimiento de lo le sucede, y es capaz de interiorizar, reflexionar y preocuparse de sí mismo y de los demás. La conciencia es por tanto lo que nos hace subjetivos. Sin la conciencia no somos capaces de juzgar y opinar por nuestra cuenta. Es la que nos dota de la capacidad humana de elegir que deseamos hacer, es la que nos ofrece el bien de la libertad.
Por tanto puede decirse que la conciencia es subjetiva. Pero llegados a este punto debemos plantearnos algo. ¿Qué ocurre con lo objetivo del ser humano? Ya que hablamos de aquello que hace especial a la raza humana sobre el resto, cojamos un claro ejemplo: la ciencia y la tecnología. Es indudable que estas dos disciplinas son totalmente objetivas. Teniendo en cuenta el razonamiento anteriormente expuesto, ninguna de ellas depende de la conciencia puesto que son neutrales. Sin embargo, ¿pueden estas actividades exclusivamente humanas (ciencia y tecnología) no tener nada que ver con aquello que precisamente nos hace totalmente distintos de las demás especies (la conciencia)?
Si, como acabo de indicar, seguimos estrictamente el razonamiento, la conciencia no parecería tener nada que ver con ciencia ni con tecnología. De hecho muchos opinan de esta manera a causa de la neutralidad de ambas. ¿Qué llevaría entonces al desarrollo de estos dos ámbitos? De acuerdo, tratemos de contestar a esta pregunta a través de un método meramente deductivo, utilizando la lógica. En primer lugar debemos plantearnos la función principal de las dos ramas. ¿Qué tratan de conseguir ciencia y tecnología? Facilitar las actividades, describir procesos terrestres, etc. Para simplificar. Ambas tratan de solucionar problemas. Nuestra siguiente pregunta se deduce fácilmente… ¿Qué hace falta para detectar dichos problemas? La respuesta es sencilla: Observar. Cualquiera que trate de solucionar un problema a través de la ciencia o la tecnología debe primero observar lo que ocurre a su alrededor, analizar esto mismo y poder así detectar el problema a solucionar. Bien, para terminar de contestar la pregunta sobre qué impulsa el desarrollo de ciencia y tecnología una última cuestión. ¿Qué nos hace capaces de analizar y ser conocedores de todo cuanto ocurre en nuestro entorno? Parece que la respuesta es única. Nada más y nada menos que la conciencia. Aquello que hemos desechado en un principio es la respuesta más lógica a la pregunta.
Esto nos impide decir que la ciencia y la tecnología sean totalmente objetivas, puesto que están originadas desde el aspecto más subjetivo del ser humano. Desde nuestro propio punto de vista tanto la ciencia como la tecnología son materias objetivas. Por ello resulta más acertado decir que ambas son “subjetivamente objetivas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario