domingo, 29 de abril de 2012

Muerte para muchos, dinero para unos pocos


Al leer el libro de Alfonso Gago ha habido muchos datos que me han llamado la atención (y no precisamente porque sean buenos), pero hay una frase que me gustaría señalar por encima de las demás: “el hambre existe en el mundo porque es un negocio para unos pocos”.
El hambre en el mundo no es algo nuevo pero, ¿a que solo nos damos cuenta de que existe cuando se menciona en los medios de comunicación? Pero ¿cuánto tiempo dedican los telediarios, por ejemplo, a hablar del hambre en comparación con el que dedican hablando sobre deportes? Exactamente no tengo una cifra, pero puedo asegurar que no lo suficiente. Lo que tampoco nos dicen los medios de comunicación es que ese hambre se ha convertido en negocio para unos pocos (pero muy poderosos). Y ya por supuesto lo que se callan es por qué viven así y quiénes podían hacer algo para evitarlo. No lo dicen, porque precisamente quienes han generado esta situación son quienes controlan los medios.
Aquí van algunos datos que se callan en los telediarios y que a mí me ponen la piel de gallina: hay cerca de 1000 millones de personas con hambre, y no para de aumentar desde hace 11 años; según algunos datos del 2007, cada día 24.000 personas murieron de hambre, cada cinco segundos un niño menor de 10 años murió de hambre, cada cuatro minutos una persona murió por falta de vitamina A, 854 millones de personas subsistieron ese año mal alimentadas.
Más datos para darnos cuenta de la injusticia de este mundo: en el mundo se produce comida para 12.000 millones de personas (y somos 7.000 millones), la sequía en África se predijo científicamente con diez meses de antelación, paliar la enfermedad humanitaria (que costaría 211 millones) cuesta diez veces menos que el rescate de cualquier entidad bancaria. Y así podría seguir diciendo más números pero mañana ya no nos acordaremos de nada…
Podemos vivir durmiendo en el suelo, podemos vivir sin tener que ir a la escuela, podemos vivir con dos prendas de ropa pero no podemos vivir sin alimentarnos. Esto lo saben los grandes empresarios y llevados por su codicia y egoísmo han convertido el pan en un bien valiosísimo. Y donde hay valor, hay dinero.
Se supone que el hombre desarrolla verdadera tecnología humana (según la moral y la ética correcta) para mejorar las capacidades de todas las personas y para satisfacer completamente sus necesidades. Pero la tecnología actual no está haciendo para nada esta labor, sino todo lo contrario. Está favoreciendo la desigualdad y la injusticia llevando a la miseria a la mayor parte de la humanidad, mientras que solo unos pocos se siguen enriqueciendo y como dice Alfonso Gago: “las instituciones que controlan el desarrollo tecnológico se mueven, no por motivos neutrales, sino por motivaciones mezquinas y egoístas y, por tanto, más de tipo zoológico que humano.”
¿Podremos algún día cambiar TODOS esta mentalidad?

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