Al
leer el libro de Alfonso Gago ha habido muchos datos que me han llamado la
atención (y no precisamente porque sean buenos), pero hay una frase que me
gustaría señalar por encima de las demás: “el hambre existe en el mundo porque
es un negocio para unos pocos”.
El
hambre en el mundo no es algo nuevo pero, ¿a que solo nos damos cuenta de que
existe cuando se menciona en los medios de comunicación? Pero ¿cuánto tiempo
dedican los telediarios, por ejemplo, a hablar del hambre en comparación con el
que dedican hablando sobre deportes? Exactamente no tengo una cifra, pero puedo
asegurar que no lo suficiente. Lo que tampoco nos dicen los medios de
comunicación es que ese hambre se ha convertido en negocio para unos pocos
(pero muy poderosos). Y ya por supuesto lo que se callan es por qué viven así y
quiénes podían hacer algo para evitarlo. No lo dicen, porque precisamente
quienes han generado esta situación son quienes controlan los medios.
Aquí
van algunos datos que se callan en los telediarios y que a mí me ponen la piel
de gallina: hay cerca de 1000 millones de personas con hambre, y no para de
aumentar desde hace 11 años; según algunos datos del 2007, cada día 24.000
personas murieron de hambre, cada cinco segundos un niño menor de 10 años murió
de hambre, cada cuatro minutos una persona murió por falta de vitamina A, 854
millones de personas subsistieron ese año mal alimentadas.
Más
datos para darnos cuenta de la injusticia de este mundo: en el mundo se produce
comida para 12.000 millones de personas (y somos 7.000 millones), la sequía en
África se predijo científicamente con diez meses de antelación, paliar la
enfermedad humanitaria (que costaría 211 millones) cuesta diez veces menos que
el rescate de cualquier entidad bancaria. Y así podría seguir diciendo más
números pero mañana ya no nos acordaremos de nada…
Podemos
vivir durmiendo en el suelo, podemos vivir sin tener que ir a la escuela,
podemos vivir con dos prendas de ropa pero no podemos vivir sin alimentarnos.
Esto lo saben los grandes empresarios y llevados por su codicia y egoísmo han
convertido el pan en un bien valiosísimo. Y donde hay valor, hay dinero.
Se
supone que el hombre desarrolla verdadera tecnología humana (según la moral y
la ética correcta) para mejorar las capacidades de todas las personas y para
satisfacer completamente sus necesidades. Pero la tecnología actual no está
haciendo para nada esta labor, sino todo lo contrario. Está favoreciendo la
desigualdad y la injusticia llevando a la miseria a la mayor parte de la
humanidad, mientras que solo unos pocos se siguen enriqueciendo y como dice
Alfonso Gago: “las instituciones que controlan el desarrollo tecnológico se
mueven, no por motivos neutrales, sino por motivaciones mezquinas y egoístas y,
por tanto, más de tipo zoológico que humano.”
¿Podremos
algún día cambiar TODOS esta mentalidad?
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