Cuál
es la verdadera justicia?
Muchos
creen saber la respuesta, pero lo más inexplicable es que la mayor parte de
dichas respuestas no tienen nada que ver las unas con las otras. La palabra
justicia, es mucho más que una palabra simple, es una palabra que abarca un
gran contenido de significados tanto éticos como morales. Justicia, abstracto,
impredecible, desconfiado, un sinfín de calificativos son los que lleva la
justicia cargados a su espalda, la justicia encargada de juzgar los actos y
acciones que lleva a cabo la sociedad, no se libra de la quema y es juzgada por
cada uno de nosotros. ¿Realmente es justa la justicia? La justicia es por
naturaleza imparcial, no se deja amedrentar por ningún factor externo y se
encarga de juzgar a aquellos que incumplen las leyes estipuladas, la verdad es
que pocas veces suele fallar, pero bien es cierto que como todo ser humano,
puede equivocarse dado el caso, como bien dice el refrán el que tiene boca se
equivoca. Toda persona que es sometida a un juicio, en derecho de acusado, haya
hecho lo que haya hecho, tiene en primer lugar derecho a la presunción de
inocencia, siendo inocente hasta que se demuestre lo contrario. Cualquier
persona que haya sido juzgada y haya pagado su condena, tiene derecho a
intentar empezar de cero, cuando sea puesto en libertad, como bien se dice, no
todo el mundo es perfecto, todos podemos cometer errores y todas las personas
tienen derecho a una segunda oportunidad.
¿Qué
tiene que ver la justicia con la filosofía?
Ambos
son conceptos, que presentan una estrecha relación, la justicia en su
significado y en su práctica, consta de una dura lucha interna entre los
principios éticos y morales, sobre qué es o no lo correcto, el no dejarse
llevar por sentimientos como el rencor, el desprecio, ser justos y siempre
imparciales.
¿Quién
rige lo que está bien o lo que está mal? Desde el punto de vista filosófico, se
dice que esta labor forma parte de nuestra conciencia, cuando la persona lleva
a cabo una acción, dentro de nuestra cabeza, la conciencia es como una pequeña
voz que nos juzga a nosotros mismos, advirtiéndonos de las consecuencias de
nuestros actos y si éstos son correctos o no. Llevado al plano jurídico, los
jueces son los encargados mediante un consenso y un juicio, de juzgar los
delitos cometidos, pero puestos a reflexionar, ¿Qué sería de esta vida sin
normas, sin leyes, sin rendir cuentas a nadie?
No
habría centros penitenciarios, no habría condenas estipuladas a largo plazo, no
habría policías ni dictadores…sin ningún rey al que venerar, ningún jefe al que
escuchar, ninguna ley que obedecer, sin fingir ni discutir, tan sólo existir…
Todo
esto no sería mas que un sueño, algo irreal, abre tu conciencia y mira en las
paredes, se justo contigo mismo y fiel a tus principios.
Juzgar,
no es una tarea fácil, depende de una gran cantidad de factores, examinar
detenidamente los actos, las consecuencias etc. Lo que está claro es que nunca
una sentencia mantendrá a todo el mundo contento, cada uno mira por sus
intereses y al final algunos saldrán contentos y otros no tanto, nunca llueve a
gusto de todos…
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